El fin del INE o la reforma que se asoma
Pensaba explayarme este día en el poeta Jaime Sabines por su nacimiento el 25 de marzo de 1926, pero una agresión que no tiene nada de amorosa, me convulsionó y me obliga a hacer antes, una denuncia pública de lo que se hizo en contra de una persona de la tercera edad. que soy yo. La tienda Soriana está ejerciendo funciones de investigación en sus locales y exige a cada cliente que sale que muestre sus recibos. Es ilegal. Si el cliente se opone, el policía lo detiene. Ese fue el caso mío, y sin tomar en cuenta mi edad ni mi condición de tercera edad, empezó a jalonearme, a forzar mi carrito y a hacer llamadas de urgencia como si yo fuera una delincuente. La situación duró largo rato. Logré zafarme cuando pasó un grupo de varias personas, di la vuelta y llamé a un representante de la tienda y le denuncié el hecho como periodista y abogada. Pero no confío en ellos, ya he visto muchas cosas en esa tienda. Tengo 40 años yendo a comprar casi todos los días, por la facilidad de la cercanía porque está enfrente de mi casa. No es la primera vez que me pasa y he visto a presuntos delincuentes arrastrados por policías y en los últimos tiempos cuando impusieron esa medida de los recibos que la Ley Federal de Protección al Consumidor considera ilegal y fija altas multas al que la viole, han detenido a mucha gente y la exhiben. Vi como a una mujer le quitaron su gorra y el policía revisaba la etiqueta y la llevaba al interior. Más tarde la soltaron porque no había nada que acusar. Todo en un plan agresivo. No había nada que perseguir, pero si hubiera habido, tendrían que haber llamado a la autoridad para que asumiera el asunto. La arbitrariedad de los que cuestionan al actual gobierno, sale de sus propios espacios para ofender y en el caso mío, con el agravante de haber agredido a una persona de la tercera edad. Las autoridades respectivas deberían de intervenir. De eso me encargaré.
LOS AMOROSOS EN ESTE MOMENTO DE SOLEDAD Y TRISTEZA MUNDIAL
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor
A Jaime Sabines lo marcó el mes de la primavera, nació un 25 de marzo murió un 19 de ese mes, cuando tenía 72 años. La historia de un hombre que soñó con ser médico cambió en muchos sentidos al convertirse en poeta y escritor. Esta larga etapa empieza desde su temprana juventud en su tierra natal Chiapas, cuando la duda le cimbraba la vida y un poema el que lo lanzo a la fama, apareció cuando solo tenía 23 años. Fue en 1949 cuando escribió Los amorosos, que fue publicado en 1950. Ya para entonces había decidido dedicar su vida a la poesía y a la escritura, si bien, en el inter y con críticas de su parte, se metió a la política desde el partido que lo podía apoyar, el PRI. Fue diputado dos veces de 1976 a 1979 y de 1988 a 1991. Como suele suceder con muchos personajes que combinaron su verdadero impulso con las cosas terrenales que les daban para vivir, en la obra de Sabines no parecen mezclarse las disquisiciones que se daban en esos tiempos en la cámara en períodos de cierta fortaleza en el sistema, pese a que en uno de ellos gobernó la controvertida presidencia de Carlos Salinas de Gortari. Su postura de poeta salió incólume.
DE SUS LIBROS, RELUCEN HORAL Y ALGO SOBRE LA MUERTE DEL MAYOR SABINES
Reconocido con muchos premios, Sabines es considerado un poeta romántico dentro de la modernidad y expandida su obra en muchos libros. La SEP y Joaquín Mortiz reprodujeron buena parte de esas obras en su libro Poesía, Nuevo Recuento de Poemas (Lecturas Mexicanas 1986), en donde aparece el primer libro Horal, en el que se encuentra al final, Los amorosos. En la recopilación se publican 18 poemas de juventud, algunos escritos en el inicio de sus años veinte. Respecto a la obra Algo sobre la muerte del Mayor Sabines publica la primera y la segunda partes, como un homenaje al padre muerto. Su libro Mal tiempo se inicia con Doña Luz, el homenaje que a su vez le hizo a la muerte de su madre. Es muy singular lo que decía Sabines sobre su otro libro principal, Tarumba, que no sabía que significaba. Pero revisando a Lorca, vio que significaba tarambana, alocado, aunque otros autores le dijeron que podía ser todo, porque no tiene significado y por eso le gustó. Reproduzco solo un retazo de ese libro, que vale la pena volver a revisar, porque recuerda de alguna manera, que vivimos en un entorno de grillos, no siempre recomendables.
En este pueblo, Tarumba,
miro a todas las gentes todos los días.
Somos una familia de grillos.
Me canso.
Todo lo se, lo adivino, lo siento,
conozco los adulterios,
los matrimonios, la muerte.
Se cuando el poeta grillo quiere cantar.