Diferencias entre un estúpido y un idiota
Durante la campaña electoral de 2016 para la presidencia de Estados Unidos de Norteamérica, este monero estaba por realizar una caricatura sobre ese tema, y reflexionando sobre la candidatura de Trump, me pregunté si los norteamericanos no veían el peligro que traería una persona de las características de este calibre.
Un nacionalista, racista, oligarca, machista, etc. me parecía una candidatura insostenible, no podía entender cómo es que los republicanos que siempre habían sido no sólo conservadores sino bastante vigilantes del status quo, estaban postulando a un payaso mediático lleno de excentricismo y escándalo. Pensé, poniéndome los zapatos de ellos, que la falta de dignidad de este mamarracho era suficiente como para que no quedara en la contienda, pero lo que me preocupaba poniéndome los zapatos de este lado del río Bravo, era su trato para con los países a los cuales insultaba y denigraba como lo hizo con México.
Y de repente me llegó una inquietante idea. Tal vez la mejor opción era que Donald Trump, dado su momento histórico llegar a la presidencia de su país, que los norteamericanos de derecha y conservadores tuvieran un momento de gloria, demostrando su poder en masa, colocando a un petulante payaso con toda esa carga nociva de ultraderecha, para lograr que no solo los demócratas se mantuvieran molestos, sino que los mismos republicanos se dieran cuenta del error que habían cometido al elegir un presidente tan infame.
Porque lo que verdaderamente me preocupa es que en algún momento llegara a gobernar a nuestro vecino país, un verdadero líder con toda la ideología y la conciencia de lo que es ser un ultraconservador derechista, y que tuviera la inteligencia suficiente, lo mismo que el carisma y el respaldo para llevar a cabo una catástrofe como sucedió con la llegada del tercer Reich a Alemania de los 1920s.. Un líder como Adolf Hitler, quien supo manipular y encantar al pueblo, al mismo tiempo que se rodeó con estrategas de alto nivel, afines e incondicionales, y tuvo consecuencias gravísimas no solamente para ese país ,sino para muchos países de Europa y sin duda para el planeta entero. No por nada se le llamó guerra mundial a las consecuencias que trajo ese monstruo. El fascismo y la ultraderecha vivieron su mejor momento.
Pero si un monstruo débil, flojo, irritante, difícil de tomar en serio y sumamente petulante, carente de ideología política y de verdadero liderazgo llegaba a la candidatura de EUA, pensé entonces, resultaría como cuando le aplicas una vacuna a un organismo. Le inyectas un virus de baja calidad, débil y fácil de combatir, y tu organismo reacciona, y lo elimina aprendiendo a manejar este tipo virus, quedando preparado para la versión más fuerte. Yo no sé si en las filas de los republicanos hubiera una persona en ascenso que podría haber quedado cuatro años después, si es que Donald Trump no ganaba las elecciones de entonces a la presidencia, y ese personaje fuera más poderoso y siniestro, y una vez elegido condujera al mundo a una catástrofe (como la que estuvimos en algunas ocasiones temerosos de que lo llevara a cabo Trump, solo que Trump era el virus débil, carecía de la capacidad afortunadamente para que se volviera realidad esa pesadilla).
Algo semejante se le ocurrió a este monero que podría suceder con la situación actual que vive el gobierno de México de Andrés Manuel López Obrador. Me he preguntado varias veces quién podría ser un sucesor y qué tan peligroso podría ser ese sucesor para nuestro país, porque sin duda Hugo Chávez hizo un gran daño a Venezuela, pero Nicolás Maduro ha perpetuado ese daño y de una forma igualmente terrible. Y ¿quién sería entonces el Maduro de Andrés Manuel? No cualquier sucesor aplica, el debilucho de Marcelo Ebrard, y la oportunista de Tatiana Clouthier, o el dinosaurio a punto del retiro que es Manuel Bartlett, en mi imaginación, son personajes que no preocupan.
En cambio, un personaje tan siniestro como Mario Delgado, el actual presidente de MORENA y uno de sus apoyos más fuertes, no solo resulta ser un personaje salido de las oscuras redes de la izquierda reciente, sus alianzas, posturas, cargos y demás son poco notables y no muestran en sí mucho aún de su posición en el espectro político.
Es hasta que toma el cargo Andrés Manuel que empieza Delgado a desplegar su plumaje, y la forma como se ha convertido en el líder de MORENA, es una primera muestra de que podría acceder a la candidatura en el 2024. Y se ve que tiene puesto muy firme el pie en esa idea, puesto que ya comenzó a crear la base de apoyo político desde hoy, no solo al interior de su partido, sino moviendo piezas en tableros de los estados como en el caso de San Luis Potosí.
La delegación de MORENA en nuestro estado francamente se percibe como un club de aficionados. Sin personalidades notorias con el colmillo y la vocación del político mexicano de abolengo (que bien, que mal), al grado que la mayor personalidad que se había visto de morena en el estado desde que ganó el peje era un tal Gabino Morales, que muy pronto decantó en el liderazgo estatal dado que no se sostenía sobre un trabajo de base previo a la campaña presidencial, y según se rumora, venía por designación directa de uno de los hijos del presidente. Al empezar las precampañas para gobernador en el interior de ese partido Gabino se diluyó y comenzaron a moverse los personajes que podrían llegar a ser representantes en la contienda.
Nombres notables que no habían dicho ni pío, como Juan Ramiro Robledo, o personajes directamente trabajando en el equipo del viejito de Macuspana, como Paloma Aguilar. Se rumoraba de aspirantes de diferentes extracciones, incluso venidos de otros partidos. Pero un rumor muy fuerte sobrevino cuando se hicieron públicas unas fotografías de Mario Delgado tomándose un cafecito en la plaza de armas de San Luis nada más y nada menos que con el Pollito Gallardo, recién agregado al partido escort de México, el PVEM. Afortunadamente esta alianza electoral no pudo darse de forma natural, ahí si, el club de aficionados que forman la delegación partidista de MORENA en el estado, se negaron a soportar semejante imposición. Se intentó de varias formas, haciendo trucos, comprando voluntades, etc. pero los morenistas potosinos, en una efervescencia que pudo haber sido costosa, levantaron la voz y blindaron completamente esa posibilidad de alianza. Mario Delgado retiró de los reflectores su plan con Ricardo Gallardo. Se designó a Mónica Rangel, aunque esto ocasionará algo de disgusto entre los integrantes de MORENA su posición férrea contra el soledense les había causado desgaste, por lo que tuvieron que ceder. Aun así, los idealistas de la delegación percibieron como mejor opción a la doctora que al mafiosillo, mote que le asignó el gran jefe cabeza de algodón.
Sin embargo, haciendo uso de su maquiavelismo Mario Delgado continuó con su proyecto, dándole tan solo la vuelta. Es bien sabido que ha sostenido los vínculos con Gallardo, al mismo tiempo que organizó la desbandada de morenistas hacia el partido verde, logrando alianzas inusitadas como la de Leonel Serrato, quien se figuraba como uno de los prominentes integrantes de este partido y franco opositor de la Gallardía, y hoy por hoy se columpia sin dignidad en la telaraña verde.
De ganar MORENA con Mónica Rangel la elección a Gobernador, Mario Delgado sostendrá el poder que corresponde a los flujos naturales de una victoria de su partido. Es decir mientras él permanezca en MORENA, la victoria de la doctora es capitalizable. Pero si gana Gallardo y sostiene los acuerdos previos y directos con Mario Delgado, él y solo él, mantendrá un fuerte apoyo de parte del Pollo en estas tierras.
Este monero tiembla ante el preludio que significa tanto pacto mezquino con tan terribles personajes, así como muchos dudaban que podría haber un presidente más tonto que Peña Nieto y ahora viendo la situación actual empiezan a darse cuenta de su ingenua equivocación, tanto Fifís como Chairos deberían de poner mucha atención en los movimientos de personajes como Mario Delgado, que son mucho más siniestros, preocupantes y lejos de la bonachona charlatanería del Peje. Aún no tenemos la certeza, pero podría ser que Andrés Manuel fuera la vacuna que necesitábamos para rechazar la siguiente cepa de Gobernantes nefastos y nocivos para México, que bien podría incluir a Mario Delgado.
Y si no queda al frente en la sucesión de Andrés Manuel, seguro capitalizará sus maquiavélicas negociaciones a favor de algún otro interfecto que nos perjudique tanto o peor como el actual presidente.