Checo Pérez sale de Red Bull
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 28 de octubre de 2018. – «¿Papá eso que se ve es sangre?», preguntaba la nena tal vez de diez años de edad, a su padre al ver la escena final del desigual combate entre «aficionados», que se registró abajo del ring, luego de que los jueces anunciaron el triunfo de la Barby Juárez sobre la australiana Susie Ramadan.
Pero ni La Barby ni Susie tuvieron que ver en eso, cada una arriba del ring, eso esperamos, hizo su labor.
¡Barby, Barby!, era el clamor en la tribuna, ya que la boxeadora azteca goza de mucha simpatía, el pero, fueron las formas, pues para todos fue inexplicable la violencia generada en la zona de ring side.
Flaco favor le hacen a la campeona mundial sus seguidores, provocadores de la inusual violencia generada al terminar el estelar combate.
Sillazos, botellazos, puñetazos, abuso de violencia física por gente preparada contra una afición que acudió a presenciar el espectáculo de la Barby, con sus familias.
El cómo empezó el sainete no hay respuesta, pero la afición no pudo gozar el final de la función como esperaba, tras pagar su boleto, no se justifica el abuso de fuerza física ante las familias potosinas que asistieron para ver a su admirada boxeadora.
Simplemente no se valen los excesos del equipo de seguridad de la Barby, que bajó del cuadrilátero arropada por un cerco de seguridad impresionante, mientras la visitante Susie Ramadán se trasladaba con su equipo de tres o cuatro integrantes hacia el vestidor.
Lo cierto es que hubo muchos lastimados, unos en mayor, otros en menor grado, en algo que pudo derivar en una desgracia. Este tipo de eventos de alto calibre, no pueden soslayar la integridad física de los asistentes, ni mucho menos las autoridades correspondientes.
Las gorras rojas eran ¿ «rieleras»? es la pregunta en el aire.