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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 25 de octubre de 2018.- Icker tiene seis años y fue diagnosticado con Síndrome de Lennox Gastaut y autismo a los 11 meses. Su futuro era incierto hasta que su madre, Damara Betzahe Pérez Castro, encontró en la cannabis una alternativa de tratamiento medicinal.
El padecimiento del niño, originario de Ciudad Valles, San Luis Potosí, es una especie de epilepsia de difícil control que no le permitía llevar una vida de calidad. Llegó a sufrir más de cien convulsiones diarias y su pequeño cuerpo comenzaba a degenerarse, cuando aún ni siquiera caminaba.
«Él no nació con esta enfermedad, sino que la adquirió a los 11 meses y en el Instituto Mexicano del Seguro Social fue un peregrinar entre especialistas, estudios y citas que se postergaban durante meses, hasta que terminaron por darnos este diagnóstico medio año después», narró Damara.
Sin embargo, ello no freno las esperanzas y al conocer casos similares en otros estados del país la madre, quien se acercó a la agrupación «Mamá Cultiva», organización latinoamericana que impulsa el uso de la marihuana para tratar padecimientos como el de Icker.
“No lo pensé dos veces y aquí no valen los prejuicios…fue desesperante porque seis meses después del diagnóstico mi hijo había perdido la capacidad para poder comer y verlo cómo se atragantaba al ingerir la comida me llevó a dar un gran paso, que no lamento para nada», aseveró.
A la fecha Damara se ha convertido en portavoz de un movimiento que aspira a ser escuchado en instancias legislativas sin mucho éxito, pues impulsa la reglamentación del uso medicinal de la marihuana.
Luego de documentarse bien sobre el uso del aceite, ha realizado esfuerzos a lo largo de varios años para costear el tratamiento de su hijo, pues la importación de una fórmula legal cuesta hasta seis mil 500 pesos mensuales.
Pero vale la pena, sostuvo, pues luego de permanecer postrado en una cama hoy su vástago acude a la escuela y no tiene rastro de convulsiones, además de que la cannabis le permitió dejar de consumir nueve medicamentos.
«Realmente es un avance excepcional el que hemos visto en mi hijo, va sólo a una escuela especial, tiene control de esfínteres y en cuestión cognitiva entiende perfectamente indicaciones», dijo.
Respecto al lenguaje también se están haciendo los esfuerzos con respaldo de terapeutas, quienes auguran resultados satisfactorios a mediano plazo.
El caso de Icker, es sólo uno de decenas que se han documentado en el país y ha generado que este movimiento busque la atención de las autoridades sanitarias para la reglamentación de la cannabis medicinal.
Damara Castro, representa a «Mamá Cultiva» A.C. en la entidad potosina, donde la legalización de esta planta ha sido tema de controversia en el poder legislativo.
«Guardamos la esperanza de que nos permitan el auto cultivo, hay muchos pacientes que sufren y mientras las instancias federales, como la Suprema Corte de Justicia de la Nación, han otorgado cuatro amparos a personas que usan la marihuana con fines recreativos, algo que nos lastima y resulta una verdadera incongruencia», concluyó.