Trump, ¡uy que miedo!
Bienvenido sea el año 2021. Hasta pronunciarlo nos sabe en la boca a que hemos llegado a dónde soñaban nuestros escritores favoritos de ciencia ficción. Es un año que apenas transcurridos los primeros días, pinta a que no va a ser tan fácil como podríamos esperar, ya que es heredero de un 2020 qué se fue con grandes cicatrices marcadas en su rostro histórico.
Pero aún tenemos el deber de luchar contra lo que se nos viene en este nuevo año del señor. claro, como todos sabemos, estamos hablando sólo de un número dentro de la medición cronológica que llevamos los seres humanos, los acontecimientos, y más los que tienen que ver con la naturaleza y otros aspectos que no controla el hombre, seguirán ocurriendo y sus consecuencias nos seguirán cayendo como si nada.
Y si bien todavía no podemos prever todas las consecuencias que vienen por los acontecimientos del año anterior, este monero quiere hacer hincapié en los eventos que nos han llevado a esta situación, que si bien no todos son concatenados, si nos están ocurriendo en conjunto y cuyo peso tendremos que cargar con gran esfuerzo los de esta generación histórica. Olvídense de los millennials, boomers y X, pronto seremos conocidos como los que sobrevivieron a este tiempo de tribulaciones.
No podríamos englobar estos acontecimientos que trascienden la cronología numérica hasta que tengamos un respiro y los historiadores se presten analizar y bautizarlo, pero hay que considerar que sí estamos pasando por esta etapa histórica, podemos verlo en que tenemos situaciones atípicas y resultados asombrosos, algunos pocos de estos son benignos y muchos otros son definitivamente pesarosos.
Quienes recuerdan crisis vividas con anterioridad como la crisis del 1982, del 1994 o la del 2008, sabemos que los analistas de esos tiempos se centran en algunos aspectos específicos como los económicos o políticos, pero en este caso tenemos una tormenta perfecta de crisis reunidas en una sola época cuyo nombre, como decía, escapa aún a nuestro reconocimiento. Pero podemos sentir perfectamente los estragos de una crisis económica que inició a principios del 2020 y se exacerbó con la guerra del petróleo entre Rusia, Medio Oriente y otros países, y aunque afortunadamente se ha visto cierta estabilidad en este concepto, los precios resultantes de esta problemática han estado afectando los ingresos de México sin duda; el cambio climático y las consecuencias han estado también sintiéndose, aunque ya se llevan décadas de estar en esta situación es algo más que se suma; la crisis del sector salud ocasionada por los cambios instaurados por el gobierno actual de México, ha sido un poco olvidada con la emergencia de la pandemia en las manos, pero la creación de un INSABI que no ha funcionado y la escasez de medicamentos para el cáncer fue notorio a principios del 2020; lo mismo la crisis que corresponde a la vigilancia de la seguridad y la aplicación de la justicia, el número de muertos por crímenes violentos ha subido, que el crimen organizado sigue en franco fortalecimiento y ni hablar de los errores judiciales que hemos visto constantemente en la nulidad de casos en los juzgados y el ya tan famoso desliz de la captura de Jorge Ovidio Guzmán en Sinaloa.
Y así también nos aquejan otras crisis que tristemente se suman como la crisis política en la efervescencia y divisionismo que estamos viviendo en México, la crisis social en la que algunas minorías han exacerbados su lucha, se ha agrietado aún más la separación de grupos que se perciben en diferentes círculos económicos, hay una crisis educativa ya palpable y que se percibió aún más con los cambios obligados de la pandemia y las problemáticas propias de los países que están ligados a México, como la vivida actualmente en Estados Unidos de Norteamérica, y que afectan en forma indirecta a nuestro país.
Pero la mayor crisis que se avecina es la de la economía, está se percibe de tiempo atrás y se va incrementando con las consecuencias que de las otras crisis han derivado en cuestiones económicas, por ejemplo el cierre de comercios debido a la contingencia se percibe como un elemento difícil de manejar por la pérdida de ingresos y trabajos, la derivación de gastos tanto del gobierno como de las propias familias en paliar el problema también deja débil la economía, la muerte de uno de cada 1000 mexicanos (solo por sars covid-19) también tiene un significado directo sobre el crecimiento y desarrollo económico, y por supuesto la crisis política que se vive en México debido al tipo de gobierno que tenemos y al mismo tiempo el temor de los mercados por la propia crisis económica, hace que los grandes financieros nacionales y extranjeros retiren sus capitales o sus proyectos de inversión, creando todavía más tensión en la propia seguridad económica del país.
Las decisiones del gobierno en torno a este asunto eran complicadas y criticadas desde antes de la pandemia, ahora con las consecuencias de este flagelo sobre nuestro país y la renuencia a cambiar las estrategias y metas establecidas por esta administración, nos pueden dar una idea de la enorme complicación que se nos avecina.
Esto es la verdadera garantía de que tendremos que transformarnos, el haber llegado hasta este punto causado por la negligencia de todo un país, no sólo de sus estructuras políticas, y rematar con un gobierno tan nefasto es en definitiva lo que nos va a obligar a transformarnos, no el ideal de un loco mesiánico y su camarilla de chairos sin ideología, la brutal crisis de los años 20 será recordada como la verdadera causante de una evolución para nuestro país. Estamos no sólo obligados o forzados a realizarla, en verdad que lo necesitamos para no volver a estar tan vulnerables ante los embates que trae el destino.
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