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Inclusión social: gobierno humanista de Claudia Sheinbaum
CIUDAD DE MÉXICO, 22 de diciembre de 2020. — México forma parte de los corredores migratorios globales, razón por la cual a nuestro territorio llega gente desde Asia y África tratando de alcanzar el sueño americano.
Nuestra nación dejó de ser un corredor regional; ahora es un país expulsor y de tránsito de migrantes, así como territorio de espera, dijo Bruno Miranda, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
En la frontera norte de la República Mexicana más de 60 mil personas aguardan una respuesta a sus solicitudes de asilo en Estados Unidos, informó el doctor en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Sociología por esta casa de estudios.
Comentó que en los últimos años la ciudad de Tijuana, donde se ubica gran parte de ellos, se convirtió en un espacio social donde los migrantes transcontinentales permanecen, luego de realizar largos recorridos desde sus países, hasta llegar a Brasil y avanzar hasta la frontera norte de nuestro país.
Estas poblaciones transforman los territorios fronterizos por sus características en términos culturales, religiosos o lingüísticos, toda vez que, por ejemplo, pueden arribar personas africanas que son musulmanas y hablan árabe; o bien, otras cuya lengua es el francés y tienen afiliaciones políticas diversas.
Todos estos marcadores de diferencia requieren que México desarrolle herramientas para acogerlos, estimó. Recordó que en el transcurso de la última década, la política migratoria mexicana se ha adaptado al paradigma “securitista”, el cual está dirigido principalmente a migrantes de tránsito, como los hondureños, salvadoreños y guatemaltecos que viajan hacia Estados Unidos.
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