Rómulo, baja colateral en la pugna de Américo y Cabeza de Vaca
RIOVERDE, SLP., 15 de diciembre 2020.- Un día como hoy de hace 44 años el municipio de Rioverde pasó uno de los días más tristes de su historia, debido a que a las 17:10 horas del 15 de diciembre de 1976, la enorme torre de la parroquia de Santa Catarina de Alejandría se vino abajo en medio de un sordo ruido y una inmensa nube de polvo que cubrió varias cuadras de la ciudad.
La enorme torre de casi 60 metros de altura, hecha de piedra y mezcla, contaba con 205 años de que fue terminada.
De acuerdo con el Archivo Histórico de Rioverde y lo publicado en el libro Rioverde cuatro siglos de historia, testigos de los hechos señalaron que sintieron que la tierra tembló y se dejó escuchar un sonido sofocante, pero fuerte a la vez, viendo como la elegante torre de piedra caía por tierra, hecha en miles de cientos de pedazos.
Dentro de los escombros fue rescatado el menor Antonio Reyes Hernández, de tres años de edad, por el valeroso joven Francisco Reyes Hernández, quien perdió el dedo medio de la mano derecha al serle prensado por una piedra, también resultó lesionado el menor José Arturo Reyna.
La noticia corrió como reguero de pólvora por toda la ciudad, los comercios cerraron sus puertas, la gente se aglomeró por millares en la plataforma de la plaza de la fundación y de lugares circunvecinos acudieron, entorpeciendo las labores de salvamento y búsqueda de posibles víctimas.
Fue hasta que llegó el ejército, que se acordonó los alrededores del templo, llegando trascabos, bulldozers, camiones y todo tipo de vehículos de la Residencia S.O.P., Cía. Mineras y Particulares.
La torre se convirtió en miles de toneladas de pesadas piedras mientras que el reloj centenario quedó en mil pedazos.
Varias personas recibieron un fuerte shock nervioso, así como el sacerdote Ernesto Huerta Vázquez y el vicario Crescencio López Alonso.
Antes que cayera la torre estaban cuatro trabajadores reparando y pintando la fortificación de la iglesia sin tocar la parte norte del primer piso, el campanario, donde había siete grandes grietas.
Uno de ellos se dio cuenta que las aberturas cada vez se hacían más grandes y empezó a caer tierra de la parte superior de la torre, lo que hizo que estos trabajadores se bajaran, sin saber ni cómo, según dijeron.
Solo hubo una defunción a causa del derrumbe, siendo el menor Victorino Torres Vázquez de 13 años de edad, quien pasaba por ese lugar, por fractura de cráneo. La misa de cuerpo presente fue en la plazoleta de los Fundadores con la concelebración de los sacerdotes de El Refugio y Ciudad Fernández y una multitud de gente. El Cura era Juvenal Martínez Lara, quien lloró ante el suceso, y el presidente Municipal don Fausto Izar Charre.
Por comentarios de Alberto Verástegui Estrella, quien dijo que un grupo de camiones mineros voluntarios dijo que de acuerdo al número de viajes y el tonelaje de uno de ellos, se pudo calcular que la torre tenía un peso de 800 toneladas.
Por la opinión de la Secretaria del Patrimonio Nacional y de los ingenieros locales, la causa del derrumbe se atribuyó a lo débil de los pilares del primer piso, donde se encontraba El Campanario, varios de los cuales tenían grandes grietas.
Lo cierto es que era del conocimiento popular de que la torre estaba inclinada hacia al lado noroeste, y se le había detectado un desplome desde principios de siglo, que cada vez era mayor, el cura Feliz M. Madrazo tuvo la intención de derribarla, pero ante la imposibilidad de poderla reconstruir desistió de la idea.
Una pena triste que enlutó a Rioverde fue el derrumbe de la torre de su querido templo parroquial. Los señores Fausto Izar Charre, J. Trinidad Zarate Castillo, Miguel Ángel Sierra, y Abel Rangel, fueron las personas que con entusiasmo bravío y amor su terruño, realizaron el prodigio que resume el valor de un pueblo que ama a su parroquia, ya que realizaron la grandeza de la nueva torre. El 1 de julio de 1980 concluyeron los trabajos de la reconstrucción de la nueva torre y la colocación de un reloj con cuatro caras. La cual fue bendecida por el Obispo Diocesano a las 17:00 horas.