Ironía
Ya hay nuevo presidente.
Pero hasta anoche no había salido la orden de Palacio Nacional para reconocer a Joe Biden como el 46 presidente de Estados Unidos.
¿Qué significa?
Lo hemos señalado aquí: el juego del Ejecutivo mexicano es jugar con Donald Trump hasta el final, más allá de los sufragios populares y del Colegio Electoral.
Es asunto de afinidad política, de conducta personal, de comportamiento igual ante el ordenamiento de los votantes y de las urnas.
Pero hay noticias.
Como anunciamos ayer, ya se prepara la salutación al nuevo mandatario del imperio y vendrá la promesa de coordinación, lo que usted disponga, a sus órdenes pero dígame su agenda y bla bla bla.
¿Y por qué hasta este martes?
Pues porque se supone que hoy concluirán los trabajos del Colegio Electoral, se acabarán las dudas sobre algunos votos chaqueteros de delegados de los estados y vendrá el reencauzamiento de la vida institucional y constitucional de Estados Unidos.
VÍCTIMA DIPLOMÁTICA
En la procrastinación hay una víctima.
Es Martha Bárcena –Bárcenas en el argot tabasqueño-, embajadora de México en Estados Unidos desde comienzos del sexenio.
Ella, quien fue factor de la relación personal entre dos presidentes cuyo encuentro en la Casa Blanca sorprendió por los halagos mutuos y reconocimientos contrastantes con al realidad.
Pero no era una diplomática cómoda.
El canciller Marcelo Ebrard no soportó una designación directa por su cercanía familiar -es esposa del embajador en retiro Agustín Gutiérrez Canet, tío de la esposa presidencial- y no fue un trabajo fácil.
Además, en la actual coyuntura estadunidense ella estuvo por el reconocimiento del demócrata Joe Biden y Palacio Nacional no se le concedió.
En tales circunstancias, Martha Bárcena optó por la discreción y, como fue la condición de su nombramiento, trataba directamente con el presidente.
Ojo: sin pasar por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), donde en teoría despacha su jefe institucional Marcelo Ebrard.
Con la confirmación del triunfo de Biden, al cual ella vio venir y quiso actuar en consecuencia, se enfrenta a un futuro incierto.
¿Intentar resarcir los desaguisados cometidos con Trump?
Para eso debe estar otro.
Y por todo esto la embajadora Bárcena decidió poner fin a una fructífera carrera diplomática para irse con la dignidad de quien se ha conducido por decenios con inteligencia y honestidad.
LOS HONORES A LAYDA
Como todo lo del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se decide en Palacio, se prepara una despedida de lujo para Layda Sansores.
A su gusto.
Hay un puente iniciado por ella pero inconcluso en la alcaldía Alvaro Obregón y pidió inaugurarlo antes de dejar formalmente la jurisdicción.
Le fue concedido.
Mientras se buscará a quién poner para terminar el trienio cuando ella por fin se vaya a Campeche para buscar, por tercera vez, la candidatura para gobernadora.
Hay muchos tiradores para el interinato -ella impulsa a Alberto Esteban, de Administración y Finanzas- pero la preocupación son los futuros candidatos.
Hay dos punteros en las encuestas internas de Morena: Rafael Luna Alviso o Marisela Silva.
Todo dependerá del generó: hombre o mujer.