Estudiante mata a su novia durante una clase en Bolivia
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 30 de octubre 2020.- Primero siguió el sueño americano y después huyó de la inseguridad, pero cada uno de sus destinos al final lo puso del otro lado del mundo, conquistando con el sabor de sus tacos, latitudes tan lejanas y culturas tan diferentes; así han sido las peripecias del huasteco Erick Amilcar Meraz Lara.
Hijo de Adán Meraz y de Idalia Lara, nació en Tanquián como el segundo de cuatro hermanos varones. Cursó solamente tres años de Licenciatura en Ciencias Sociales, porque en 2000 emigró a Estados Unidos: “Iba por un año a trabajar y reunir dinero para pagar mis propios estudios, pero como me gustó estar allá ya, no quise regresar a terminar la carrera”.
ESTUDIÓ COCINA EN EE. UU.
En el vecino país del norte tuvo la oportunidad de entrar a trabajar en la cocina y se despertó su pasión por la gastronomía; cuando conoció a quien fue su esposa, lo indujo a estudiar artes culinarias en una escuela de Orlando, Florida, con el afán de superarse, hasta que en 2012 decidieron regresar a México.
“Tuve la oportunidad de desempeñarme como maestro de inglés en la misma escuela donde estudié yo la primaria, y a la vez abrimos un pequeño restaurante de comida china, porque era algo diferente en ese entonces en el lugar”. Gracias a ello, el negocio fue una sensación, hasta que la delincuencia asoló Tanquián.
RUMBO A COREA DEL SUR
“Haciéndonos tomar maletas de nuevo y huir fuera del país, esta vez hacia Corea del Sur, de donde es mi ex esposa. Allá en el país asiático tuve la oportunidad de trabajar en un restaurante que tenía un buffet coreano americano, logré ascender hasta ser el asistente del chef, sin limitarme tanto la barrera del idioma”, cuenta.
“Fue difícil pero lo logré. Es triste estar lejos de tu familia y la comida que amas; en Corea del Sur no es nada fácil conseguir los ingredientes ya que todo se importa de Estados Unidos y por lógica son mucho más caros y difíciles de conseguir”, rememora Erick, quien luego tuvo que enfrentarse a otras vicisitudes, entre ellas la circunstancia del idioma.
NUEVO IDIOMA Y MUCHA TECNOLOGÍA
“Los jóvenes en Corea estudian inglés pero no lo practican, así que para ellos es difícil entablar una conversación, por suerte dentro del restaurante donde laboraba al principio la mayoría de los empleados eran entre 18 a 25 años de edad, y querían practicar su inglés conmigo, por eso no me fue difícil trabajar con ellos”, comenta.
“Eso sí, fue un shock para mí llegar al país de la tecnología, donde todo está súper avanzado, la seguridad está muy a la par de la tecnología. En cuestión a la cultura son muy especiales desde un hermano menor hasta el hermano mayor se llaman con respeto, y las reverencias es algo que nunca van a faltar en cualquier saludo”, añade.
TACOS MEXICANOS EN ASIA
El huasteco tuvo su primer restaurante en un pueblito al norte de Daegu: Adquirió un local dentro de un mercado tradicional, donde se enfrentó a la situación de que la gente –adultos mayores en su mayoría- no conocían la comida mexicana, “tal vez la habían escuchado mencionar pero nunca probado”.
Admite que en su prisa de tener negocio propio, “nunca hice ningún estudio de mercadeo para abrir el restaurante, al principio la gente solo pasaba y nada más me miraba, nadie se arrimaba a comprar, era rara la persona, y casi siempre jóvenes, ellos estaban más interesados por la comida mexicana”.
“Una vez una chica vino con su papá a comer y solo ella pidió tacos, el padre le empezó a comer de su orden, y al final él terminó pidiendo una orden de tacos; fue entonces que empecé a regalar tacos, para que los fueran conociendo y así se animaran a entrar a comprar, esa fue mi estrategia de dar a conocer mis tacos”, señala.
“Daba un taco de prueba a todos los que pasaran”
Erick Amilcar Meraz Lara
Huasteco en Corea del Sur