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Rómulo, baja colateral en la pugna de Américo y Cabeza de Vaca
El ESCENARIO de esta semana sin duda alguna nos referimos en hacer relevancia a aquellas famosas frases. <<Circo, Maroma y Teatro>> dicha frase significa, “Intervención pictórica que utiliza los elementos característicos del circo para hacer una alegoría de la política mexicana como espectáculo superficial, buscando crear consciencia sobre nuestro papel como ciudadanos”. Y realmente es la pantalla que se visualiza diariamente en una sociedad potosina llena de corrupción, intolerancia, violencia, y una apatía ciudadana. Bien conocido es el dicho «Al pueblo, pan y circo», que muy probablemente todos hemos escuchado alguna vez y que, de hecho, se generó entre los gobernantes de la antigua Roma «panem et circenses», precisamente porque acostumbraban ofrecerlo al pueblo a cambio de obediencia, de su confianza y sobre todo de mantenerse alejados de los asuntos que preferían conservar dentro del círculo político. Sólo basta visualizar todas esas actividades de festivales de nuestro flamante representante del Partido Verde, que no es ni verde ni ecologista, sino una fachada de alimento económico hacia el poder, porque seguimos esperando las medicinas gratuitas prometidas en campaña, y continúan otorgando permisos para grandes devastaciones ecológicas. Pero el pueblo fiel y digno a su despensa y garrafón de agua, y enaltecidos por los artistas que les presentan sin salir de la pobreza y vivir en una entidad sin desarrollo. En la antigua Roma la entrada a los espectáculos, así como el acceso fácil a los alimentos, era un derecho de los ciudadanos y no solamente una opción de esparcimiento. Es, quizás, por eso, junto con el alto grado de adrenalina, tensión, e incluso de sangre, que éstos se apasionaban tanto cuando asistían a verlos. Algunos hasta los comparan con los juegos de futbol modernos y los escenarios gruperos, pues es más o menos el ambiente que se vive en el que podría equipararse con el de estos antiguos eventos. ¿A dónde vamos el sábado: al teatro, a las carreras o a las luchas? Quizás ésta era una pregunta común en la antigua Roma, sólo que, por supuesto, formulada en latín; y quizás, en lugar de sábado, era otro día de la semana, puesto que los ciudadanos tenían básicamente estos tres tipos de shows para escoger: el teatro, las carreras y las luchas, entre gladiadores o de personas contra animales, <munera y venationes>, respectivamente. De cierta forma, ésos fueron antecedente de los espectáculos actuales. A diestra y siniestra se multiplican los servidores públicos que hacen alarde de su poder, mientras el pueblo detrás de una red social opina como si fuera experto en leyes sin actuar correctamente y ejercer su posición de “mandante” ante una autoridad ejemplo de lo que se denomina “delincuencia organizada”. Alcaldes que por su soberbia son más actores de bajo presupuesto que representantes dignos; otros que con generar obras sin necesidad hacen alarde su gran amor por su gente. Basta tan sólo ver a un Diputado enardecido porque le querían aplicar la ley, a los representantes de partidos que poseen su marca registrada que en su vida nunca han trabajado ni lavando su propio coche, hasta el cinismo como en la Secretaria de Salud y el defraudador millennial millonario portada de esas revistitas de socia lité alimento del ego de populismo social. Cabe recordar en aquellos tiempos el perdón al que un sollozante José López Portillo pidiera a los pobres desde la tribuna del Congreso de la Unión. Ni modo. Ahora tendrán que entrar a escena los fiscales, defensores y jueces de gobernadores y funcionarios ostentosamente corruptos, protegidos por complicidades y debilidades del sistema plural de partidos, con la traición como signo de identidad en las disputas por el poder al margen de las ideas, de la voluntad política transmutada en simulación de mercaderes al servicio del mejor postor. El del Ejecutivo ofrece y los legisladores tienden las manos para recibir el pago de su infidencia, ajenos a los contrapesos indispensables en la separación de Poderes. Si a la disculpa ha de seguir la aplicación de la justicia, el imperio de la ley, tendrán que erigir un circo cien veces más grande que el Coliseo romano para que desfilen los que se aliaron para acabar con “la dictadura perfecta” y montar el mercado de la democracia difícil de definir, con y sin adjetivos. Tantas películas que han mostrado la realidad que sólo somos dignos de reír al verlas, pero de no actuar para obtener una mejor vida. Se escudan en la proclamada “maña”, o “mafia”, o “cártel”; cuando en realidad el daño total está en la misma “Autoridad”. Recuerdas: La Ley de Herodes, El Infierno, La Dictadura Perfecta, Todo el Poder. La Historia se cuenta sola, y comienza el circo de las campañas de los mismo personajes señalados, pero el pueblo extiende su mano por el pan y aplaudir el espectáculo gratis.