![](https://sanluispotosi.quadratin.com.mx/www/wp-content/uploads/2025/01/IMG_6805-107x70.jpeg)
Hallan sin vida a abuelita de 70 años en casa de Minas del Real
CIUDAD VALLES, SLP., 4 de octubre 2020.- Antero González González nació en el condueñazgo de El Pujal el 3 de enero de 1883. Hijo de Manuel González y Luz González, realizó su primaria en Ciudad Valles en 1901 y posteriormente ingresó al Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí (hoy Universidad Autónoma de San Luis Potosí); ahí cursó la Preparatoria y la carrera de Jurisprudencia.
Obtuvo el título de abogado en febrero de 1910; al año siguiente fue designado Juez de Primera Instancia del Distrito Judicial de Valles, puesto que desempeñó durante un año. En junio de 1911, en el templo del Sagrado Corazón de San Luis Potosí contrajo matrimonio con Magdalena Noyola, hija de Francisco Noyola, quien había sido un importante político en la capital potosina.
A partir 1913 ejerció la profesión de litigante, tanto en San Luis Potosí como en Ciudad Valles, donde por su rectitud, su amor a la justicia y su desinterés, fue conocido con el mote de “El abogado de los pobres”. En el año de 1911, Antero González González fue suplente de Diputado y en el mes de marzo de 1915 se desempeñó como regidor del Ayuntamiento de Valles.
En 1922 se le nombró Magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, donde laboró hasta 1926, luego retornó a Valles a ejercer la abogacía; en junio de 1938 fue designado nuevamente pero renunció a los cuatro años. Fue catedrático de Derecho civil en la Universidad Autónoma Potosina de 1939 a 1942, y a su retiro por motivos de salud, volvió a Valles.
En 1942 por tercera ocasión lo llamaron al Supremo Tribunal de Justicia, donde se desempeñó como Magistrado hasta el 4 de octubre de 1943, día en que falleció en el Salón del Pleno del Alto Tribunal, mientras desempeñaba sus funciones, a pesar de la advertencia que ya le habían hecho los médicos por el grave peligro que corría si regresaba a estas acciones.
Su sepelio se recuerda todavía como uno de los más concurridos, por el numeroso grupo de amigos que tenía en Valles y en el interior de la Huasteca. Dos hijos suyos (los abogados Pedro Pablo y Juan Manuel González Noyola) seguirían los pasos de su padre; y la sociedad -en su recuerdo- colocaría su nombre a una de las escuelas más antiguas y conocidas de la ciudad.