Libros de ayer y hoy
En la ruta 2021, proceso electoral ya iniciado, se pierden de vista algunas iniciativas que impactan a diversos ámbitos de interés nacional; entre los que están la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI.
Dos ejemplos.
Primero, el nuevo reglamento del Sistema Nacional de Investigadores, SNI, donde de un plumazo desapareció la biotecnología como área de evaluación. Esta columna ha dado cuenta del asunto.
La biotecnología y bioingeniería conforman un área en CTI que impacta temas desde la biomedicina hasta energía eléctrica; mientras cubre producción de alimentos, modelos matemáticos de padecimientos y enfermedades, etcétera. Además de su transversalidad, es un sector en CTI que debe ser el segundo más poblado en México, después de los quienes dedican su tiempo en ciencia e ingeniería de materiales. De facto existe y no se puede omitir de un plumazo.
Los biotecnólogos pueden capitalizar esto porque ahora, en lugar de estar confinados, tendrán influencia y opinión en más de un área del SNI. Aquí se ha dicho que el truco está en la conformación de las comisiones y subcomisiones de evaluación.
Además, está la extinción de fideicomisos que ha generado preocupación; bien fundada ya que significa retroceder decenios en la financiación y estructuración de la CTI nacional. En percepción de quien escribe esto sucederá con afectación, incluso, de varios proyectos vigentes con excelentes resultados. También se ha dado cuenta de esto en este espacio. Es un gran error.
Por estos y otros asuntos se pierden de vista iniciativas de interés para la CTI; en el contexto del proceso 2021 y la turbulencia social por polarización fomentada en ambas partes de la acera: Palacio Nacional y sus adversarios.
Como las iniciativas en la Cámara de Senadores: A) El proyecto de decreto para la Ley General de Educación Superior, LGES, o B) la reforma al artículo 17 de Ley de la Industria Eléctrica, LIE; incluidas ambas en la gaceta legislativa del Senado, la LGES presentada el 9 de septiembre, la segunda el 15 del mismo mes.
Hoy trataré sobre la LGES.
Sin ser la síntesis, tres puntos son de mayor relevancia en la LGES, por su traslape con las actividades en CTI: 1. La determinación que Instituciones de Educación Superior, IES, contarán con todas las facultades y garantías institucionales con las que ha contado hasta ahora, 2. La definición de las modalidades de educación superior, y 3. La creación del Sistema Nacional de Educación Superior, SNES, obligado, según la iniciativa, a operar articuladamente con el Sistema Nacional de CTI para la coordinación de programas, proyectos y recursos económicos.
Con el primer punto la iniciativa se cura en salud al eludir la discusión sobre la autonomía universitaria. Es política e históricamente relevante. Empero, el conjunto de los 2 primeros puntos evoca la asignación de recursos financieros.
El actual, y futuros, presupuestos, en proporción al PIB, imposibilita a las IES para atender las modalidades dentro de sus facultades institucionales. Las IES están muy estresadas financieramente. Así el sistema de universidades estatales, el de las politécnicas y tecnológicas y el Tecnológico Nacional; incluso mas que UNAM, IPN y UAM.
Cabe añadir que en la educación superior se incluye posgrado. Recordemos que hay fuertes recortes y extinción de fideicomisos; afectación, pues, en los recursos que los Centros Públicos de Investigación pueden destinar a los programas de posgrado.
El tercer punto quizá derive en el otrora PROMEP, a posteriori PRODEP. El SNES ha estado en la boca de propuestas desde hace 30 años. El reto vigente es cómo integrar las actividades docentes y de investigación; ambas muy demandantes y demandantes de dedicación profesional. Si bien no son excluyentes, en el hecho, dictar cátedra en varias asignaturas restringe el tiempo a la investigación profunda y viceversa.
Logar una operación articulada del SNES con la CTI es gran reto; un parlamento abierto es requerido para que la LGES no resulte en otra letra muerta mas.