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CIUDAD VALLES, SLP., 4 de septiembre de 2020.- Unos trescientos trabajadores de la maquiladora Uniformes de San Luis, en su mayoría con más de quince años de antigüedad, están siendo despedidos y liquidados a partir de hoy; personal de la Junta de Conciliación y Arbitraje se hizo presente para formalizar el proceso y atestiguar la entrega de un promedio de 50 mil pesos para cada empleado, a manera de liquidación.
RECESIÓN POR CORONAVIRUS
La empresa, que abrió sus puertas a principios de la década pasada y fue considerada una alternativa laboral para cientos de vallenses, ha recortado sus gastos de operación ante la crisis económica mundial y nacional derivada de la pandemia de Covid 19, admitió el gerente general Juan Carlos Barón, en una carta dirigida a la plantilla de operarios, en la que reconoció el “entusiasmo, esfuerzo, dedicación y compromiso”.
«La empresa ha realizado un gran esfuerzo por mantener el empleo a lo largo de cinco meses, manteniendo los puestos de trabajo y pagando íntegramente los sueldos a los empleados que no están trabajando (debido a la contingencia); hemos estado a la espera del aumento de la demanda, lamentablemente esto no ha sucedido (…), las próximas semanas y meses serán de vital importancia para seguir haciendo frente a los grandes retos del entorno”, abunda.
“Hoy más que nunca está en nuestras manos continuar con una estabilidad laboral que garantice nuestras fuentes de empleo, no desperdiciemos la oportunidad de conservarlas en un entorno adverso. Quienes hoy podemos continuar laborando somos afortunados, a la gente que hemos tenido que dejar ir, le reconocemos el tiempo dedicado a la empresa, y los que se quedan les pedimos mantener es responsabilidad y compromiso”, dice el escrito.
MÁS DE 19 AÑOS AQUÍ
“Uniformes de San Luis” llegó a la Huasteca Potosina a finales de 1999, asentándose en Ébano; con capital estadounidense el primer objetivo fue la confección de pantalones, a la que se sumó la elaboración de chamarras y batas de laboratorio. La buena respuesta llevó a sus directivos a pensar en la ampliación de su línea de producción y con ello observaron la necesidad de abrir otra fábrica en la zona.
Valles y Pánuco eran las dos posibilidades, pero el entendimiento que hubo entre los empresarios y el Gobierno potosino, inclinaron la balanza a favor de nuestra ciudad; a ello se sumó la disposición del propietario de Televalles, Alfonso Esper Bujaidar, para facilitar gratuitamente el auditorio de la televisora: Oficialmente el inicio de operaciones fue el 15 de febrero de 2001, al comenzar la capacitación de sus futuros empleados.
El 24 de abril se contrató el primer grupo de operarios, iniciándose con el proceso de enseñanza en las máquinas; la plantilla inicial era de cinco elementos administrativos y veinte en capacitación intensiva de cuatro meses. Los departamentos que se crearon fueron ingeniería, calidad, recursos humanos, sistemas y control de inventarios; al frente de la empresa estaba Fernando Magallanes, procedente de Puerto Rico.
En ese entonces el objetivo inmediato resultó la confección de uniformes y de camisas para el trabajo, y gradualmente se fueron contratando 10 personas cada semana hasta completar una planta laboral de 110 operarios; el Servicio Estatal del Empleo (SEE) apoyaba por su parte, al proveer de material humano pero también al subsidiar sus sueldos durante un periodo de dos meses.
Mientras el auditorio de Televalles se constituía como centro temporal de operaciones y para impartir adiestramiento, se adquirió un terreno de tres hectáreas en la colonia “Altavista”, donde gracias a convenios estatales y municipales, se inició la construcción de lo que serían sus instalaciones en un área de 12 mil metros cuadrados. En mayo de 2001 llegó para hacerse cargo el tampiqueño José Antonio Del Ángel.
En julio de ese año se efectuó la primera exportación de camisas: El primer embarque salió a Kentucky (Estados Unidos), y la remesa se componía de quinientas unidades. Entre tanto, del 22 al 24 de febrero de 2002, la nave -que crecía aceleradamente frente a lo que hoy se conoce como bulevar “Ejército Mexicano”- vio llegar a sus huéspedes; llevaba un noventa por ciento de edificación y estaba lista para albergar a las primeras 200 de 800 personas.
La exportación de uniformes subió a 25 mil, que ya llegaban a varias ciudades de Estados Unidos, Canadá y parte de Europa. El edificio contaba con clima artificial, canchas de usos múltiples, campo de futbol, y comedor para 400 personas en dos turnos; para entonces las áreas eran: Almacén de telas, corte, producción (con capacidad para 100 mil prendas semanales), y lavandería (para la mezclilla, con capacidad de 15 toneladas semanales).
En los siguientes meses se pondría en funcionamiento el equipo de bordados y logotipos en los uniformes, la primera línea de producción modular confeccionando playeras tipo “Polo”, y el inicio de elaboración de pantalones de mezclilla, además de incrementar la producción de camisas a 55 mil piezas semanales. 19 años después las imponderables derivadas de la salud han modificado drásticamente el escenario de producción.