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Inclusión social: gobierno humanista de Claudia Sheinbaum
Tenemos que hablar…pues de manera insistente escuchamos y leemos por doquier opiniones que hacen referencia reiterada al término “políticas públicas”. Pero ese término manejado tan indiscriminadamente ¿realmente es usado a cabalidad? Ante la duda vale la pena abordarlo, al menos superficialmente, para validar el significado pleno del mismo, y corroborar si, efectivamente, el término ha sido convenientemente incorporado a nuestro lenguaje cotidiano.
Por principio, cuando hablamos de políticas públicas hablamos de una disciplina cuya intención es proponer soluciones a los problemas públicos. Entendiendo como problemas públicos aquellas circunstancias o temas cuyos efectos negativos son percibidos y ampliamente aceptados como tales por una parte considerable de la sociedad, por lo que provocan inconformidad e insatisfacción y, por lo tanto, reclaman acciones o medidas para su solución. La pobreza, el desempleo o la inseguridad son algunos ejemplos de problemas públicos.
El origen del enfoque de políticas públicas se ubica con las primeras reflexiones por parte de Harold Lasswell en los años cincuenta. Así, en presencia de la Guerra Fría, Lasswell propuso la necesidad de incorporar al proceso decisional del gobierno de los EEUU la racionalidad, como un elemento pertinente para mejorar la democracia norteamericana.
En la visión de Lasswell, para incorporar el sentido de racionalidad a las acciones de los gobiernos resultaba pertinente hacerse de todos los elementos capaces de explicar y abordar los problemas públicos, así, con ayuda de las ciencias sociales, las técnicas administrativas y métodos cuantitativos diversos, fue concebido inicialmente el enfoque de políticas públicas. En otras palabras, el postulado original fue proponer un elemento científico (multidisciplinario y multi metódico) que contribuyera a ofrecer criterios y parámetros objetivos en la toma de decisiones gubernamentales. En ese sentido, la contribución de Lasswell radicó en convertir el proceso decisional gubernamental en un objeto de estudio con un sentido unificador de las ciencias sociales y las disciplinas que contribuyeran a ese objetivo.
El enfoque de las políticas públicas ha evolucionado hasta nuestros días, alcanzado una definición conceptual mucho más amplia. Pero podríamos conformarnos con decir que las políticas públicas son un conjunto de acciones estructuradas en modo intencional y causal, dirigidas a resolver problemas públicos. En su proceso, se establece como un elemento fundamental la participación de los gobiernos y de los sectores de la ciudadanía, de tal manera que la participación democrática es un elemento fundamental para definir los elementos causales y abordar las soluciones.
Ahora bien, cuando escuchamos discursos o declaraciones que hacen eco insistente en la pertinencia y demanda por políticas públicas, cabe preguntarse: ¿efectivamente proponen un análisis objetivo o científico de los problemas públicos?, ¿realmente se pretende incorporar a la ciudadanía en un debate propositivo para que de manera conjunta se definan las mejores vías de solución a los problemas? Porque una cosa es un abordaje formal, y otro muy diferente, las propuestas que tengan como marco de referencia consideraciones políticas o inercias convenientes.
Resumiendo, hablar de políticas públicas representa un compromiso democrático importante. Hablar de políticas públicas es incorporar la racionalidad científica a cualquier propuesta. Hablar de políticas públicas significa una visión seria y fundamentada para obtener alternativas pertinentes de solución a nuestros problemas, para pasar del caos a la armonía. Hablar de políticas públicas significa incorporar al ciudadano en la toma de decisiones, con el objetivo del beneficio colectivo; pues cualquier intervención por remediar una situación negativa en la sociedad debe ser congruente con la satisfacción del ciudadano, y sólo con su participación es posible conocer en qué medida sí se logra el objetivo.
Así que, cada que escuche en algún discurso sobre la “necesidad de establecer políticas públicas”, usted mismo cuestione si, efectivamente, se está hablando verdaderamente del concepto formal de políticas públicas, o si no es más que una “muletilla” del lenguaje para abanderar ocurrencias empapadas de tinte político.