Jugando con México
Los aduladores se parecen a los amigos, como los lobos a los perros.
George Chapman, dramaturgo inglés.
Mucha razón tiene el guerrero chino Tsun Tzu: Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después.
Precisamente, lo contrario es lo que hace el gobierno mexicano. Desde Jorge Alcocer, secretario de Salud, responsable de la lucha contra la pandemia, hasta su vocero, Hugo López Gatell, no han logado contener la pandemia.
Y, es lógico que no lo logren. Para contener el COVID-19 no sirven discursos, ni el ocultamiento de información para no parecer un país que tiene más enfermos y muertos, ni mucho menos el marear a los mexicanos con datos que no le sirven, ni con mentiras deliberadas sobre cómo protegerse adecuadamente de la pandemia.
Ayer te platicaba en este espacio que López Gatell, se convirtió en un ente que, irresponsablemente, deja a su suerte a los mexicanos con malos consejos y con el uso político-electoral, de la información de salud. No busca el enemigo que está matando a la población.
Necesitamos un estratega en esta pandemia, no un buscachambas para asegurar su futuro. Necesitamos un orientador de salud, no un manipulador de la información. Necesitamos un auténtico científico que esté en la primera línea luchando contra el virus, no un burócrata que nunca ha visitado un hospital Covid para ver de frente el sufrimiento del Pueblo en esta crisis sanitaria
Cobarde, para no incomodar a su jefe, el Presidente, no se atreve a cuestionarlo. Imaginen un médico que no le dice a su paciente que terapia tomar, por temor a que no le pague la consulta. Ese es el nivel de irresponsabilidad del vocero nacional de la pandemia, que fue impulsado por el Gobierno Federal (a manera de premio), como miembro de la Organización Mundial de la Salud (no fue invitado).
Si no se atreve decirle al Presidente que use tapabocas, mucho menos le diría que hay que comprar pruebas para detectar a los contagiados y aislarlos (en los casos necesarios, brindarles una renta durante un mes para que puedan sobrevivir). Invertir en salud; invertir en la vida de los mexicanos, no en los procesos electorales.
El Gobierno, no invierte en pruebas para detectar el virus, para no “despilfarrar” según López Gatell. Pero, vamos a los números. Al mayoreo, cada prueba cuesta 10 dólares en el mercado internacional. Somos 130 millones de mexicanos que deberíamos hacernos dicha prueba para conocer dónde están los contagiados. Esto 1,300 millones de dólares (unos 30 mil millones de pesos).
Se trata de una décima parte de lo que se despilfarró al cancelar el aeropuerto de Texcoco (350 mil millones de pesos); un monto similar al subejercicio, subrayo “subejercicio”, del año pasado de los programas sociales de la Cuarta Transformación, Crédito Ganadero a la Palabra, Jóvenes Construyendo el Futuro, Sembrando Vida, el Programa de Mejoramiento Urbano y el Programa de Microcréditos para el Bienestar (30 mil millones de pesos).
Estos son programas asistencialistas y electoreros, que al final no se construye para el futuro, sino se malgasta el presente, representan 150 mil millones de pesos. El programa de los jóvenes, gastó el año pasado 40 mil millones de pesos, una cantidad similar a lo que costarían las pruebas para detectar el COVID-19.
Otras similitudes: Sería una quinta parte del proyecto del Tren Maya (146 mil millones de pesos), una octava parte de la Refinería de Dos Bocas, en Tabasco (216 mil millones de pesos), una tercera parte del aeropuerto de Santa Lucía (90 mil millones de pesos).
Ahora bien, con los programas de austeridad de este año, podrían lograrse esos recursos. Ir a los mercados internacionales para pedir un crédito con el fin de comprar pruebas y medicinas, por mil 500 millones de dólares, los obtendríamos de inmediato. No lo quieren hacer. Ni siquiera López Gatell se atreve a decírselo al Presidente y en cambio prefiere mentirle al Pueblo para no enfadar “al jefe”.
Dinero, hay. Hace falta que exista la voluntad política de invertirlo en la salud de los mexicanos.
PODEROSOS CABALLEROS
SCT
La salida de Javier Jiménez Espriú, marca públicamente la decisión del Presidente de la República, de tomar el control de su gobierno. López Obrador, mandó señales de sus confianzas. Definitivamente, en su mente está (por su eficacia) la gobernadora de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y que las decisiones de Estado, las toma él directamente. Los secretarios de despacho no son los que hacen su voluntad, sin consultarlo a su jefe. El jefe es el que toma de las decisiones más importantes sin consultar a sus subalternos. Al final de cuentas, López Obrador es el responsable de las acciones de gobierno. Esto queda completamente claro, como lo ha mencionado el mismo Ejecutivo Federal: el gabinete le debe el puesto al presidente, como actuaba en los 50s el entonces presidente, Adolfo Ruiz Cortines, a quien calificó como honesto. Al no consultar con el nuevo titular de SCT, Jorge Argais, el nombramiento de Rosa Icela Rodríguez en la Coordinación de Puertos. Marca línea al gabinete.
VOLKSWAGEN
Repentinamente surgió un nicho de oportunidad para Volkswagen, que en México preside Steffen Reiche. La sobredemanda inesperada de vehículos de reparto, en medio de una creciente necesidad de entregar productos a domicilio, hizo que la armadora de autos alemana amplié su oferta de vanes con las versiones eléctricas de sus modelos Transporter y Crafter. Este vehículo cubrirá la demanda de vehículos para la cadena productiva y e restaurantes.
UNILEVER
La empresa propietaria de marcas de consumo, Unilever, luego de ser criticada por su marca Fair & Lovely, en un contexto de atención mundial en la injusticia racial, y después de semanas de manifestaciones de protesta por la muerte de George Floyd, un afroamericano que estaba bajo custodia policíaca en Estados Unidos, retiró expresiones como “blanco”, “claro” y “luz” de sus productos para la piel de aplicación nocturna. Esos cambios fueron bien recibidos por varias comunidades internacionales.