Muere peregrino de SLP durante Caravana Nacional de la Fe
AQUISMÓN, SLP., 26 de junio de 2020.- Rodolfo Adriá, de 40 años, y su hijo menor de edad, Marcelo, con domicilio en el estado de Coahuila, fueron arrastrados por la corriente del río Gallinas esta tarde, mientras se encontraban nadando cerca de la Cascada de Tamul, por la parte superior.
Al parecer fallecieron luego de ser precipitados hacia la caída de 105 metros de altura; mientras que Marcela Peña Santos, de 33 años –esposa y madre de los desaparecidos, respectivamente- logró salvar la vida. Datos y versiones recabados por Quadratin en el lugar de los hechos, apuntan a que una enorme bajada de agua los sorprendió mientras se divertían.
LOS LLEVÓ UN CARPINTERO
Pese a la prohibición de acceso, establecida debido a la contingencia sanitaria desde el 19 de marzo pasado, la familia arribó al sitio en compañía de Adán López Landaverde, de 36 años de edad, con domicilio en calle León 36 en la zona centro del ejido “Tanchachín”, quien se desempeña como carpintero en “Las Cabañas Mannan” de la citada localidad, y era quien los guiaba.
Los paseantes, que se alojaban en el citado sitio de hospedaje, ingresaron por la parte de arriba desde el rumbo del ejido “El naranjito”, y habrían cruzado en una camioneta Jeep un primer portón de acceso delante de la localidad “El corozo”; así como una caseta de cobro en la ribera del río Gallinas, la cual se encuentra sin atención debido a que por la contingencia se supone que no hay acceso de turistas.
ENORME OLA LOS ARRASTRÓ
Se ubicaron en una de las áreas cercanas para nadar, aproximadamente a treinta metros de la enorme caída de agua, pero por desgracia no se percataron de cuando el caudal aumentó de manera súbita debido a las precipitaciones pluviales registradas en la zona serrana de Tamasopo, y fueron empujados al parecer hacia el abismo, donde el río Gallinas se junta con el Santa María, y forma el río Tampaón.
Algunos trabajadores de los ejidos cercanos El naranjito, Tanchachín y La morena, que realizaban labores agrícolas cerca de la ribera del Gallinas, aseguraron haber escuchado –alrededor de las dos de la tarde- el estruendo de la venida y luego observar una especie de ola enorme, rumbo a la cascada, es decir, hacia donde se encontraban los vacacionistas.
Después de enterados de los acontecimientos, se presentaron cuerpos de auxilio encabezados por la Policía Municipal y Protección Civil, para montar vigilancia; mientras que desde el ejido La morena, lancheros y nadadores expertos salieron río arriba con la intención de localizar a los desaparecidos, a quienes, por la manera en que se dieron los hechos, se les daba por fallecidos.
ESTUPOR, MOLESTIA E INCERTIDUMBRE
Además de estupor, la situación también causó descontento entre algunos prestadores de servicios de la Cascada de Tamul, al considerar que existía “pirataje” de algunas personas, que en un afán de ganar dinero, trasgredían la restricción señalada, pero sobre todo, ponían en peligro a la gente foránea al no contar con la experiencia como guías especializados.
Al mismo tiempo, mostraron su temor de que el evento les afecte en la reapertura de los viajes hacia la afamada caída, la cual –hasta antes del incidente- estaba próxima; incluso iban familiarizándose con los nuevos protocolos y medidas que las autoridades sanitarias les habían notificado. Fue por ello que dejaron en claro que la persona de Tanchachín que estaba involucrada, no pertenecía a sus gremios.
Las dependencias municipales, regionales y estatales de turismo no se han manifestado al respecto; incluso tampoco respondieron a las llamadas. Por ello se desconoce si determinarán una nueva prórroga para abrir los embarcaderos de Tanchachín y La morena, donde ahora el factor adicional es la elevación del nivel del río Tampaón, lo cual se pudo constatar en la anegación de la mayoría de las lanchas.
TRAGEDIA DIEZ AÑOS DESPUÉS
De confirmarse el deceso de los visitantes coahuilenses, se reviviría lo sucedido casi diez años después en condiciones con cierta similitud: El 25 de julio de 2010, por separado y en dos grupos distintos, seis jóvenes españoles -cuyas edades fluctuaban entre los 20 y 26 años- se presentaron en la oficina de turismo de Aquismón, pidiendo informes sobre la Cascada de Tamul, pero les indicaron que debido a las lluvias de temporada, estaba prohibido el acceso.
Pero en la plaza principal una persona les ofreció el paseo, y les dijo que ya había otros españoles listos para el recorrido. Así fue cómo Aina Frau, Bernat Palau -los dos únicos supervivientes -y Francesc Espasa Nolet conocieron a Irene Carbó Xifré y las hermanas Núria y Neus Terrades Trías, se embarcaron en una embarcación que no contaba con chalecos salvavidas, y donde el lanchero Miguel Maldonado Ávila, los habría dejado a su suerte cuando cruzaron el río Gallinas y vio que era indomable.
La barca zozobró y solo Aina y Bernat pudieron evitar que el caudal se los llevara. Maldonado dijo que trató de negarse a hacer el viaje, pero tanto éste como Jaime Gómez Hernández, quien hizo los arreglos para el fatídico recorrido, fueron encarcelados en el penal de Tancanhuitz, por homicidio imprudencial. En ese entonces el asunto resultó un escándalo internacional, mientras que las labores de rescate debieron extenderse hasta setenta kilómetros río abajo del Tampaón, en los municipios de Tamuín y Ébano.