Oposición no regatea la unidad nacional ante llegada de Trump
De acuerdo a la definición literal de la palabra “madurez”, podemos concluir su significado comparado con la analogía de un fruto, como aquel estado en el que se encuentra en condiciones óptimas para ser consumido y en una aplicación a una temática social y antropológica a la condición de cualquier ser humano en la que se encuentra pleno emocionalmente para comprender y accionar de manera armónica cualquier situación a la que se enfrente, es esta ultima a la que el día de hoy haremos una especial referencia, veamos.
A la vista de las leyes en nuestro país, se tiene muy bien identificado el rango de edad al que pertenecen los segmentos de niñez, juventud y vejez o tercera edad, para estos efectos son los rangos de 0 a 12 años, 12 a 29 años y de 60 en adelante respectivamente los que corresponden a cada uno de ellos, todo a la luz y especificación de los programas, actividades y derechos a los que son enfocados, sin embargo el tema de esta semana y el énfasis deseado se dirige a la plenitud emocional que se pretende alcanzar segmentando y diferenciando cada etapa de la humanidad.
Para efectos de practicidad y si logramos darnos cuenta, existe un rango en el que dicha segmentación deja de lado o bien dado por hecho que esta pleno, por lo menos en el tema del alcance y respeto de sus derechos el rango de 30 a 60 años, que es en el que teóricamente nos encontramos menos vulnerables ya que románticamente se nos supone poseemos un estado de madurez , total mentira, desde el punto de vista de un servidor, a esta cualidad de status ideal se accede mediante otras muchas cosas que casi es imposible medir.
Recordemos que para llegar al estado de plena conciencia acerca de las consecuencias de nuestros actos muchos hemos cruzado el pantano peligroso del ejercicio de la causa y efecto o mejor dicho por las abuelitas, aprender a base de esfuerzo y mucho trabajo, así literalmente, cubiertos por el repelente efectivo de buenos valores, educación compartida con valiosas escuelas y papas exigentes y sobre todo una buena dosis de suerte en la que buenas amistades y entornos no tan peligrosos lograron forjar una conciencia capaz de comprender lo que es bueno, malo, aceptado y sobre todo que la tolerancia, aceptación y resiliencia es la base de una madurez por lo menos emocional.
Nadie niega los logros que muchas personas históricamente tuvieron en el rango considerado de madurez para nuestras leyes , por ejemplo, en nuestro país a los escasos 33 años fue Ignacio Zaragoza el autor de la Gesta Heroica y Militar mas grande de nuestra nación, Sor Juana Inés de la Cruz la mas grande poetisa mexicana pasando los 30 regaló al mundo los más bellos sonetos que se hayan escrito y a nivel mundial lideres como Martin Luther King ya luchaban hasta con su vida por defender los derechos de la humanidad, el camino de ellos estoy seguro no fue fácil para lograrlo, sin embargo puedo estar seguro que se encontraban plenos de conciencia bien llamada madurez para querer hacerlo, como y con el entendimiento de las consecuencias que vendrían.
Resultaría un acto incluso propio de arrogancia y egoísmo el autodenominarse un ser maduro, ese estado le toca evidenciarlo a nuestros actos y hechos sin embargo pienso que existen prácticos y sencillos indicadores que nos permitirían identificar como andamos en ese tema, uno de ellos sería que nuestra propia madurez espiritual se revela en la forma en que respondemos a las debilidades, la inexperiencia y las acciones potencialmente ofensivas de los demás.
Finalmente resulta importante el confesar el mayor acto de inmadurez que tuve en la edad en la que era probable lo fuera y fue el desear con todas las ganas de mi alma el ser ya un adulto y tener la madurez para vivir, vaya estupidez, no porque sea malo crecer sino porque pienso que es en esa etapa en la que se festeja ser inocente y conocer el mundo la que más deberíamos disfrutar y permitirnos dignamente y con causa equivocarnos. Ahora que estoy aquí en este plano y en esta etapa aun no me puedo considerar maduro, pero eso si con todas las ganas e intenciones de hacerlo, se puede concluir que hay jóvenes muy maduros y viejos bastante infantiles, ¿ustedes de cuáles son?
La Bendición de vivir
Hoy cumplo 36 años, numero que a mis 8 años cuando tuve el deseo de crecer lo más rápido posible me parecía inalcanzable porque era la edad que muchos de mis parientes tenían y me parecían plenos, hoy con un matrimonio que hoy civilmente cumple 13 años con una mujer increíble, dos hijos maravillosos que me obligan a dar el ejemplo de lo ética y moralmente exigido a ellos, un trabajo que disfruto y me permite aprender, unos padres que viven y aconsejan a diario, amigos que disfruto y cultivo con respeto, puedo decir que si bien no me considero maduro sino madurante en proceso, si soy plenamente feliz y agradecido con Dios por la vida que me ha dado oportunidad de vivir. La vida pasa tan rápido que hay que disfrutarla, por mi destino, circunstancia, y acompañantes de aventura,
¡Muchas Gracias!