Rómulo, baja colateral en la pugna de Américo y Cabeza de Vaca
Casi al terminar un mes que complementa el periodo más difícil de la última década y anticipando quizás, de medio siglo, no se puede dejar de ver las protestas de diversos grupos y el malestar que en sus reclamos reflejan, algunos por falta de empleo, otros por comida o despensas y muchos más por simplemente por inconformidades diversas, surge al tema el análisis del malestar que se vive y que se puede concluir en un ambiente que sin duda revela que México esta de genio.
En medio del entorno que previamente se describe y ante los cuestionamientos que muchos sectores de la sociedad hacen respecto al crecimiento económico que desde hace dos años ha sido casi nulo en el país, se ha propuesto a la sociedad por el máximo Gobernante del País, el reconsiderar el método e indicador de medición del mismo, cambiándolo por un análisis que permita visualizar el bienestar e incluso felicidad de los habitantes de este nuestro País.
Se pudiera tomar como una buena idea si no se dejara de considerar el indicador cuantitativo del crecimiento económico, el histórico PIB, en que por cierto vamos muy mal, y que complementariamente se analicen los indicadores subjetivos que se ocurran, lo curioso del tema es que se propone hacer en un mal momento en el que resulta imperante observar nuestros niveles para poder compararlos con el resto del mundo.
Variables mas complejas que contienen el propósito del presidente ya han sido medidas por la ONU desde la década de los 90 para dimensionar el “Desarrollo Económico” que es lo que quizás se pretende priorizar como punto a observar, siendo algunas de estas, la esperanza de vida, nivel de educación medio por habitante e ingreso y producción por habitante, la mala noticia es que tampoco en ese indicador andamos bien.
Realicemos en un ejercicio de analogía en el siguiente supuesto, imaginemos que vamos en un carro en un viaje a la playa, la lógica nos indica que el avance se mide en kilómetros recorridos por los ocupantes, el conductor que fue elegido por el resto, inicia el viaje con tanque lleno, (desgastado el motor pero funcionando), a un cuarto del total del trayecto por obviedad la gasolina se comienza a terminar, él decide no llegar a la gasolinera y ponerle, porque todos los demás van contentos y le dicen que es el mejor manejando, casi a la mitad, la gasolina se esta acabando y decide culpar al individuo que le presto el carro (porque es prestado) que no le echó un garrafón para ponerle mas gasolina , el carro definitivamente se para y el viaje se tiene que interrumpir, entonces el conductor les dice que es cierto, no llegaron, pero el carro esta bonito, tienen salud y son felices, ¿Qué creen que le contesten los ocupantes?, no sé, igual y lo vuelven a elegir como conductor, pero muy seguramente le dirán que se tiene que fijar en los niveles que permiten seguir avanzando, gasolina, agua, presión de llantas, aceite, etc. Así es sin entrar en tantas complejidades la economía, se mide en PIB, inflación, desempleo, etc., eso no cambia es Ley, como también la máxima de que lo que no se mide no se mejora.
Se puede dar el beneficio de la duda que dicha propuesta fue parte de una desesperación que aceptemos ya todos tenemos por volver a la rutina habitual, lo cierto es que la nueva normalidad que se propone por prevención resulta anormal en muchos aspectos y a ella obligadamente y por nuestro bien la tendremos que tomar.
De cómo se mida la felicidad, para algunos países como Venezuela parte de sus Derechos Constitucionales, ya se han hecho estudios, el más consultado que por cierto incluye nuevamente el PIB, solo que per cápita, es el realizado por la ONU a casi 200 países, en donde en Latinoamérica solo Costa Rica nos gana ocupando la posición 13, nosotros seguimos en el lugar 23 y Chile nos persigue en el 26, vale concluir que los mexicanos como dijo Pepe el Toro somos pobres pero felices, por cierto recientemente y ante este tema Héctor Aguilar Camín, creo el concepto “Republica Pobrista” para definir este fenómeno, por amor a nuestro País deseo que nos vaya mejor.
De como se mide la desesperación (ausencia de esperanza) y para dar respuesta a la interrogante del titulo de las ideas de esta semana, podemos utilizar diversos indicadores, por ejemplo, la cantidad de pleitos con la esposa, novio o familiares, la cantidad de videos subidos a redes sociales, la cantidad de veces que abrimos el refrigerador, incluso la cantidad de lo que comemos, lo que si podemos definir mas atinadamente es que incluso la desesperación se puede medir en errores, no perdamos la esperanza.
SOBREMESA DE LUJO
Esta semana con las debidas medidas , tuve la oportunidad de comer con mis suegros, al termino de la comida, por cierto riquísima, comenzamos a hablar acerca del mencionado tema de los hijos consentidos, vaya debate que se armó, buenísimo y divertido, como conclusión y después de muchas carcajadas terminamos en que todos los papas tienen hijos consentidos, es fácil identificarlos, por lo general en la casa de la abuela es la tía que posee la clave del Wi – Fi y en mis tiempos la que tenia el candado del teléfono , ¿se acuerdan?, ya en otro tema hablamos del tino que tuvo Pepe Aguilar al criticar la música de ahora, habló por muchos Don Pepe, muchas gracias.
A mis suegros Muchas gracias y bendiciones siempre.
Nos vemos, ya falta menos
Bendiciones.