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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 24 de mayo de 2020.- El 28 de mayo de 1942 México declaraba, por primera vez en su historia, la guerra en contra de los países del Eje (Alemania, Italia y Japón) dando comienzo a su participación durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Sin embargo, ¿qué sucedió para que México, una nación que siempre se había declarado neutral en las guerras, decidiera enviar soldados a la Segunda Guerra Mundial? Para contextualizar un poco, habrá que regresar tiempo antes de la declaratoria.
El 7 de diciembre de 1941 Japón atacó una parte de la flota estadounidense de la base de Pearl Harbor ubicada en las islas de Hawái, por lo que Estados Unidos declaró la guerra a los países del Eje.
El Archivo General de la Nación (AGN) indica que, debido al ataque sufrido en Estados Unidos, un país del continente, y por los compromisos contraídos en las Juntas de Panamá y La Habana, México estaba obligado a participar.
El historiador Mauricio Cruz García explica al AGN que, a pesar de las obligaciones contraídas, gran parte de la sociedad mexicana se oponía a la guerra y sobre todo a una colaboración militar con el país vecino, debido a los resentimientos ocasionados por la mutilación territorial sufrida en 1848, por el temor a la repetición de las “levas” de la época revolucionaria, a la angustia de involucrase en una guerra ajena, así como por la simpatía por los enemigos de potencias imperialistas.
Además existían otras prioridades nacionales, no se contaba con una gran importancia militar y existía desconfianza hacia los Estados Unidos.
Cruz García señala que debido a que el país era vecino inmediato, asociado y proveedor de materias primas estratégicas, así como mano de obra masiva y comprador de manufacturas de los Estados Unidos, se convirtió en blanco de los planes militares del Eje. Por lo que el gobierno del presidente Manuel Ávila Camacho tomó una serie de medidas para dejar entrever el camino que seguiría México.
Una de estas acciones fue el decreto de abril de 1941, en el que se establecía la incautación de barcos que portaran las banderas del Eje y que estaban estacionados en los puertos nacionales, ya fuera como un signo de apoyo a Estados Unidos o para incrementar la raquítica flota petrolera nacional.
Entre los incautados estaban los barcos italianos Tuscania, Vigor, Genoano, Americano, Lucífero, Atlas, Stelvio, Fede y Giorgio Fassio, así como los alemanes Hameln, Orinoco y Marina O.
Aunque en un inicio el gobierno alemán indicó que no tomaría represalias por la incautación de sus naves, la noche del 13 de mayo de 1942 el buque petrolero Potrero del Llano (antes Lucífero) fue hundido por un submarino alemán y siete días después, el 20 de mayo de 1942, el carguero Faja de Oro (Genoano) que regresaba a Tampico de Estados Unidos, también fue atacado.
Esto provocó la muerte de 27 marineros, así como el fin de la neutralidad de México en la guerra.
A pesar de estas acciones, el AGN indica que la opinión pública de México respecto a la guerra no cambió, pues un amplio sector de la población creía que EU era responsable de los ataques para hacer que el gobierno mexicano declarara la guerra.
Como respuesta a la situación, Ávila Camacho solicitó el consentimiento del Congreso de la Unión para declarar el estado de guerra en contra del Tercer Reich, el Reino de Italia y el Imperio Japonés. Por lo que la Comisión Permanente dio facultades al mandatario para declararle la guerra al Eje el 22 de mayo de 1942.
AVISÓ Y NO HUBO RESPUESTA
La embajada mexicana en Suecia se dedicó a notificar la decisión a los tres países. Sin embargo, Alemania se negó a recibirla e Italia y Japón no contestaron, por lo que después de seis días de esperar respuesta y no obtenerla, se hizo efectivo el estado de Guerra el 28 de mayo de 1942.
Posteriormente, en el transcurso de ese mismo año fueron hundidos los siguientes buques petroleros: Tuxpan (26 de junio), Las Choapas (27 de junio), Oaxaca (27 de julio) y el Amatlán (4 de septiembre).
La declaratoria vino con un amplio rechazo por parte de la ciudadanía mexicana, pues se estableció el servicio militar obligatorio y representaba la posibilidad de derramar sangre en un conflicto ajeno.
Debido al estado de guerra y como medida precautoria, en las principales ciudades del país se realizaron simulacros por posibles bombardeos, así como apagones prolongados. También fue enviado a los países aliados suministro de combustible y se pactó con Estados Unidos el apoyo de trabajadores mexicanos para ocupar el lugar de los que luchaban en los frentes.
Para el 10 de febrero de 1944 y por decreto presidencial, el Arma de Aviación Militar adquirió carácter constitucional y se convirtió en la Fuerza Aérea Mexicana; cinco meses después se dispuso la formación del Grupo de Perfeccionamiento Aeronáutico integrado por 300 elementos de diversas unidades y dependencias del ejército, así como civiles del Departamento de Materiales de Guerra, para ser enviados a capacitarse en Estados Unidos.
Es así que las fuerzas de adiestramiento que llegaron al país vecino se convirtieron en la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana (FAEM), y la transformación del Grupo de Perfeccionamiento Aeronáutico en el Escuadrón 201.
Después de casi un año de entrenamiento la FAEM desembarcó en Manila, Filipinas el primero de mayo 1954. Su participación consistía en hacer sobrevuelos de observación y posicionamiento de las fuerzas enemigas, y así lograr que los estadounidenses pudieran internarse en la selva y desterrar a los japoneses.
Escuadrón 201 y sus misiones
Archivos del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) indican que el Escuadrón 201 realizó vuelos de bombardeo y ametrallamiento sobre las bases y posiciones japonesas, sobre talleres, vehículos en convoy, emplazamientos de artillería, proveedurías de parque, así como contra concentraciones de soldados y misiones de bombardeo sobre las islas ocupadas de Formosa (hoy Taiwán).
El Escuadrón 201 realizó un total de 59 misiones en compañía de las fuerzas Aliadas, lanzó 252 bombas de propósito general de mil libras, se dispararon 138 mil 652 cartuchos de ametralladora calibre 0.50 y realizó mil 966 horas de vuelo en zonas de combate.
Entre vítores
Luego del lanzamiento de las bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, entre el 6 y 9 de agosto de 1945, Japón firmó su rendición en septiembre del mismo año. Esto significó el regreso del Escuadrón 201 a México, bajo los honores y reconocimientos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y Filipinas, además del recibimiento de la nación mexicana en la capital del país el 18 de noviembre.