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El pasado 29 de abril de 2020 el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), expidió el “Acuerdo para garantizar la eficiencia, calidad, confiabilidad, continuidad y seguridad del Sistema Eléctrico Nacional, con motivo del reconocimiento de la epidemia de enfermedad por el virus SARS-CoV2 (COVID-19)”.
A través del citado documento se suspendieron de manera indefinida las pruebas preoperativas tanto de las centrales eléctricas eólicas y fotovoltaicas en proceso de operación comercial, como de aquellas que no han iniciado dicho proceso.
Según datos de la Asociación Mexicana de Energía Solar (ASOLMEX) y la Asociación Mexicana de Energía Eólica (AMDEE), el acuerdo perjudicará a 44 proyectos de generación de energía limpia, ubicados en 18 Estados de la República, consistentes en 28 plantas solares fotovoltaicas y eólicas las cuales ya se encontraban listas para entrar en operación, más otros 16 proyectos en construcción, acercándose a una suma estimada de 6,400 millones de dólares de inversión directa y poniendo en riesgo aproximadamente 29,517 empleos, además dichas centrales hubiesen evitado la emisión de 714,000 toneladas de CO2.
Resulta oportuno destacar que el citado documento transgrede el derecho de los propietarios de centrales a la libre concurrencia, ello en virtud de que restringe la participación de nuevas centrales eólicas y solares en un mercado competitivo en el cual todo aquel que cumpla con las condiciones necesarias puede competir. El CENACE propició una discriminación indebida, favoreciendo a las plantas generadoras que utilizan hidrocarburos frente a aquellas que utilizan energías renovables, con el subyacente propósito eminentemente político de favorecer a las Empresas Productivas del Estado, obstruyendo la competencia.
De igual manera, dicha comunicación adolece de falta de motivación técnica dado que no expone argumentos sólidos que sustenten el porque las energías renovables no pueden entrar a competir durante la epidemia del virus COVID-19.
De antemano es reconocido que las energías renovables generan su energía de manera intermitente sin embargo, existen medidas técnicas que permiten su participación en el mercado, tan es así que existe un Mercado de Día en Adelanto (MDA) en donde los generadores participantes cargan la información de las predicciones de la energía que estarán generando al día siguiente, incluyendo las horas en que esto sucederá, lo que permite operativamente al CENACE realizar órdenes de despacho y determinar la prelación y el momento en que las centrales disponibles en el Sistema Eléctrico Nacional deberán arrancar para subir energía a la red. Esto es, si llegase a faltar energía proveniente de una central renovable, el operador del sistema eléctrico deberá despachar centrales de tecnología convencional, lo que evidencia que la confiabilidad de ese sistema se encuentra directamente relacionada con la capacidad técnica de su operador.
No se omite mencionar que en su acuerdo el CENACE atribuye fallas en la red a las centrales renovables, cuando el año pasado fue la misma Comisión Federal de Electricidad (CFE) quien manifestó que los apagones en la península de Yucatán se debieron a incendios que afectaron las líneas de transmisión y no a causas atribuibles a las energías renovables.
En adición a lo anterior, la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) en respuesta al documento de mérito, precisó que el hecho de únicamente permitir el arranque de centrales eléctricas con tecnologías convencionales puede llegar a elevar las tarifas eléctricas o provocar el aumento de subsidios, dado que el precio de la energía producida por estas es más caro que el de la misma producida por las centrales de tecnologías renovables, ello evidentemente en razón de que las primeras utilizan necesariamente un combustible, además de contar con costos operativos más altos, lo cual desvirtúa lo expresado por el CENACE al tener las energías renovables un menor costo.
Cabe subrayar que ningún otro país ni desarrollado ni en vías de desarrollo tomó medidas similares en perjuicio de las energías limpias, argumentando la confiabilidad de sus respectivos sistemas relacionado con la epidemia ocasionada por el virus COVID-19, por el contrario, la mayoría de la comunidad internacional se encuentra impulsando las fuentes alternas de generación de energía.
Muestra de ello han sido las declaraciones del embajador de Estados Unidos en México, quien señaló que las reglas del sector energético no pueden ser sometidas a cambios recurrentes, más aún cuando ya existen inversiones de la iniciativa privada de por medio, situación que ha sido motivo de preocupación.
En los días venideros habrá que esperar a las probables impugnaciones por parte de los interesados, así como de sus asociaciones quienes podrán combatir el acuerdo aludido tras una evidente transgresión a su esfera de derechos.