Preparativos para una amenaza llamada Trump
23 de abril. Presidente López manda a diputados iniciativa para adicionar Art. 21Ter a Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria. Presurosos, diputados de Morena corren a aprobarla, con agregados obsequiosos. Reforma acumulará al presidente mayor poder para que ante emergencias de carácter económico o de salud (que seguiremos padeciendo, en buena parte por su causa) pueda “reorientar”, por sí y ante sí, dineros aprobados en el Presupuesto de Egresos vigente, y gastárselo en lo que él considere “proyectos y acciones prioritarios” (no son educación, ni seguridad; sí obras faraónicas, actuales o futuras) o “programas beneficiosos” de su administración, ajustando lo que él decida, sin aprobación de diputados que ahora exige Constitución y todo Estado democrático con división de poderes. Oposición frenó proceso, por ahora.
2004. AMLO, jefe de gobierno de la Ciudad de México. Me menciona par de veces en sus mañaneras, molesto por haber acudido a requerirle pago de indemnización constitucional, sentencias en mano –yo era integrante del equipo de abogados que defendíamos al dueño del predio “El Encino”, en Cuajimalpa, de violaciones de su gobierno a suspensiones ordenadas en varios juicios de amparo-. Evidenciamos su desprecio a la Ley. Por esos desacatos se le sometió luego al juicio de desafuero, malogrado. (Ebrard pagó después).
En la historia del Derecho Constitucional enseñamos que en “asuntos de sangre y dinero” -reclutamiento de tropas e impuestos- se requiere, en primerísimo lugar, aprobación de Cámara de representantes del pueblo, antes que Senado. Y la aprobación o modificación del presupuesto de egresos es facultad exclusiva, monopolio, de esa cámara baja. La propuesta de López busca anular a diputados, no obstante su mayoría de Morena, a fin de evitar transparentar reasignación futura del gasto. Ha de pensar pierdan mayoría en siguiente legislatura; ya prevé seguir modificando presupuesto a capricho. El principio de “no impuesto sin ley (sin representación)” y la máxima publicidad y transparencia en uso de recursos públicos, y rendición de cuentas, son piedra angular de Estados democráticos. Partida secreta de que hoy dispone AMLO, por sí, es excesiva y opaca.
Propósito de AMLO y morenistas de eliminar límites establecidos rompe división y equilibrio de poderes previstos en la Constitución; contrapesos (Federalismo, CNDH, INEE, CRE, SCJN) siguen desmantelándose. Por eso la Ciencia Política define: sistemas totalitarios, los que se caracterizan por la concentración de poder en una persona o grupo compacto y monolítico que se atribuye la interpretación exclusiva de la voluntad de la nación o de una clase social; culto a la personalidad del jefe (INE recién bajó su firma de cartas del IMSS por créditos, por eso). Y sistemas autoritarios: los que exhiben rasgos similares, con menor grado de intensidad. Entre totalitarismo y autoritarismo nos mecen ahora.
En el libro “Las Cruzadas vistas por los árabes”, Amin Malouf, su autor –árabe- se pregunta: ¿por qué en los reinos cruzados de Medio Oriente –de Jerusalén, Antioquía, de San Juan de Acre- los árabes vivían mejor en régimen cristiano que en reinos árabes, si el derecho islámico era superior al derecho cristiano, si abogados y jueces árabes eran mejores que abogados, jueces y tribunales cristianos? Y responde: “Es que con el mejor Derecho, con mejores abogados, tribunales y jueces, en el mundo árabe el príncipe era superior al Derecho, a los abogados, a los tribunales, a los jueces: Podía ser déspota”. Legisladores de oposición y ciudadanía: ¡Indignaos!