Preparado Atlético de San Luis para su encuentro ante Pumas
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 26 de abril de 2020.- Como consecuencia de la conquista de México, la mezcla de culturas entre España y el país fue inevitable, por lo que al traer consigo religión, artes, alimentos, animales, tradiciones, entre muchos otros elementos se buscaba la dominación y “civilización” de las culturas precolombinas que habitaban en América.
Una de las costumbres españolas más reconocidas del mundo, y que data de la Edad Media, pronto se arraigó en el Nuevo Mundo y se mantiene hasta nuestros días. Se trata de las corridas de toros, las cuales se pueden presenciar en casi toda la República Mexicana, incluido San Luis Potosí, especialmente en agosto, con los conocidos viernes de toros.
Hasta el momento, con motivo del coronavirus Covid 19, no se ha informado si quedarán canceladas y tampoco ha prosperado una iniciativa en el Congreso del Estado para prohibirlas.
LA PRIMERA CORRIDA
Así como en España, en un inicio se utilizaban las plazas mayores para la celebración de los juegos de equitación y de toros, inmediatamente después de la llegada de los españoles a Tenochtitlán, pues se tiene el registro de que la primera corrida se celebró en 1529 en la plaza mayor, de acuerdo con Fátima Halcón Álvarez-Ossorio en Plazas de Toros de Nueva España: Ciudad de México y Real de Catorce.
A partir de entonces se utilizaron de manera provisional circos de carpintería en distintos lugares, para después desmantelarlos una vez que se terminara la función.
Sería años después cuando se edificarían plazas de cantería utilizadas para tales festejos, aunque estas tuvieron una estructura cuadrangular en un principio, la cual paso a ser ochavada (perduró en México hasta los últimos años del setecientos), y finalmente, circular.
Y LLEGÓ A SLP
En el caso de San Luis Potosí, la tradición de la fiesta taurina comenzó a mediados del siglo XVIII, cuando las corridas de toros se realizaban en la Plaza de Armas, así como en las plazuelas de los barrios durante las fiestas titulares de cada una.
Aunque su primera plaza formal no fue construida hasta 1815, la cual estaba hecha de madera y se encontraba ubicada detrás de la Iglesia del Montecillo.
Fue durante el siglo XIX, cuando se impulsó la instalación de nuevas plazas, también conocidos cosos taurionos, en San Luis Potosí.
En esos años se podrían encontrar cosos hechos a partir de madera, adobe, y cal y canto, las cuales estaban instaladas en la Calzada de Guadalupe, en la plazuela de San Juan de Dios, otra más en el Montecillo, así como en el suroeste del jardín de Santiago, conocida como la Independencia.
Asimismo, para finales de este siglo es cuando se edifica la plaza de la Constancia, ubicada al norte del jardín de Santiago; este lugar funcionó por casi 100 años, hasta que en 1933 ocurrió una inundación que provocó la destrucción de la plaza. Y en la última década del ochocientos se tuvo el registro de una plaza ubicada en la Alameda Juan Sarabia, junto al templo de San José.
EL PASEO
Es en 1895 cuando arrancó la construcción del último coso que se conserva hasta la actualidad, se trata de la Plaza de Toros «El Paseo», contiguo a la Plaza de España, gracias al torero Pedro Nolasco Acosta, quien se propuso construir en el emplazamiento una de ellas.
Aunque su edificación tuvo algunos percances que ocasionaron su deterioro y suspensión, un año después, el 1 de noviembre, se inauguró de manera oficial con una encerrona del espada Diego Rodríguez «Silverio Chico» con un encierro de Bocas, la cual se repitió durante dos días con astados de Guaname.
Durante un tiempo tuvo el nombre de Plaza del Centro Taurino, sin embargo, gracias a la petición de aficionados a la tauromaquia, se adoptó el nombre de Fermín Rivera, matador potosino nacido en marzo de 1918.
SUS REMODELACIONES
La plaza, con una capacidad para albergar a siete mil 500 personas ha tenido varias remodelaciones a lo largo de su historia. Una de las más importantes realizada en los años 60 que llevó a su reinauguración oficial, y una más reciente hecha en 2008, cuando fue levantada una estructura de acero para hacer las funciones de cubierta y la incorporación de una membrana, que forma la velaría para cubrir el recinto de las inclemencias del tiempo.