¿Cooperar desde la desconfianza?
Al día de hoy –luego de 17 meses del nuevo gobierno–, son una mayoría los ciudadanos que saben que López Obrador ya no es el presidente de los mexicanos ¿Por qué?
Porque, en efecto, López está muy lejos de comportarse como un presidente electo de manera democrática; lejos de respetar las reglas de la democracia mexicana y, sobre todo, porque ya cruzó la línea de la legalidad.
Y es que, en los hechos, antes que presidente, AMLO es el nuevo rey de México, aquel que desde su “púlpito mañanero”, no sólo crea su realidad alterna y hasta sus propias leyes, sino que inventa a sus propios amigos y hasta a sus enemigos.
Obrador es el que cada mañana perdona vidas, condena a la hoguera a enemigos y adversarios y, literalmente a contentillo, ordena quien debe ser perseguido por la ley, por la justicia y hasta dice quien es su amigo y quien es intocable, por la mismísima Constitución.
Incluso, López Obrador llegó al extremo de transformar la democracia para que, en su lugar, se pudiera imponer un Estado de excepción, al mejor estilo de “su alteza serenísima” –López de Santa Anna–, quien llegó al extremo de ordenar a quién aplicar la ley, a quien exonerar y, sobre todo, quien merece estar libre de culpas
Y, si lo dudan, todos han visto en la cotidiana Cadena Nacional de las mañanas, el autoritarismo del Rey de México, quién persigue, calumnia y difama a medios, periodistas, políticos, empresarios, intelectuales, artistas y hasta a comediantes, a los que dispara escopetazos que, de tanto en tanto, asustan a cobardes y endurecen a los que conservan un milímetro de dignidad.
Y es que todo aquel que se atreve a cuestionar a López; todo el que se niega a sus deseos o caprichos; a sus violaciones constitucionales, a sus locuras ilegales, será convertido en enemigo público del poder lopista y, por tanto, será llevado a la hoguera.
Y, sobre todo, “son quemados en leña verde” quienes se atreven a cuestionar la nueva maldad presidencial, las escandalosas “mentiras de Estado” que promueve López Obrador.
En cambio, son considerados “amigos” presidenciales y convidados a “La Corte”, quienes solapan la mentira oficial; la “piñata” del saqueo público y la destrucción democrática en que se ha convertido el gobierno de AMLO.
Y es que, en efecto, a 17 meses de iniciado el gobierno de Obrador, vivimos el reino de la mentira oficial; engaños descomunales que, en toda democracia, ya le habría costado el puesto a cualquier otro presidente.
¿Vivimos en el reino de las mentiras oficiales?
1.- Sí, el reino de las mentiras criminales en el recuento caprichoso de los contagiados y víctimas del Covid-19; recuento tramposo y mentiroso que todos los días realiza el preferido de Palacio, Hugo López-Gatell.
Y es que, entre otros, el doctor en matemática por la UNAM, Arturo Herdely, realizó un minucioso análisis sobre los informes cotidianos de López Gatell y, luego del estudio, confirmó que existe una clara estratagema para deformar la realidad del Covid-19.
Es decir, con el aval oficial, el presidente Obrador y López-Gatell engañan a los ciudadanos sobre la realidad de la pandemia y sus efectos. ¿Quién pondrá alto a los engaños criminales como ese?
2.- Por otro lado, para nadie son gratas las mentiras criminales, como el llamado que hizo Javier Alatorre –conductor estrella de Televisión Azteca–, para desobedecer a López-Gatell, en torno al confinamiento por de Covid-19.
Sin embargo, queda claro que se trató de un burdo montaje preparado entre el gobierno de AMLO y Ricardo Salinas. ¿Por qué? Porque es y resulta impensable una rebelión de Salinas Pliego.
Y es que la supuesta rebelión se trató, en realidad, de un engaño oficial que contó con el aval presidencial y del dueño de Televisión Azteca.
Es decir, que al poner en duda a López-Gatell, Televisión Azteca sólo consiguió que el presidente saliera en defensa de su preferido, al que ratificó como el único capaz de dar la verdad oficial.
Pero la mayor muestra del engaño apareció cuando Gobernación anunció que “iniciaría un apercibimiento” contra las violaciones de Televisión Azteca a la Ley de Radio y Televisión.
¿Pero qué creen? Que el tal “apercibimiento” es ilegal, ya que nunca se cita a la autoridad que lo llevara a cabo y menos la sanción correspondiente. Es decir, se trató de un circo mediático al que se sumó ayer lunes el presidente al exigir que “no se ejerza acción penal” contra televisión Azteca.
3.- ¿Aún dudan del mentiroso circo de AMLO? ¿Dudan de las mentiras de Estado? Bueno, qué decir del grosero engaño de Rocío Nalhe, quien se atrevió a decir que luego de la reunión de la OPEP, los países árabes habían aplaudido al gobierno de México –cuando fue una grosera mentira–, y cuando hoy ayer el crudo de referencia tenia el precio más bajo de la historia.
4.- Y qué tal la carta del Carlos Salazar Lomelí, presidente del CCE, a Obrador, quien le pidió violar la ley. Así el tamaño de las mentiras de Estado.
Presidente Obrador, ya no mienta, los ciudadanos no son idiotas.
Al tiempo.