Libros de ayer y hoy
Solo quienes ven complot o adversarios por doquier cierran los ojos ante la tragedia de muertes en calles de una ciudad ecuatoriana, de lo cual ya no hemos recibido imágenes, pero las que hemos visto son más que trágicas. También lo hacen ante millones de contagios por coronavirus en el mundo, a mediados de Abril se estiman son dos millones en el orbe; y ante médicos contagiados, como en Monclova, Coahuila, y que laboran sin insumos pese al dicho oficial.
En un espejo de frivolidad se ha aseverado que esta crisis sanitaria es una oportunidad transformadora. Y lo han demostrado con madruguetes decretados para extinguir fideicomisos en ciencia, tecnología e innovación, CTI, entre otros actos.
El citado decreto marcó una fecha fatal, 15 de Abril, así que ese ya es palo dado; pero siempre se agradece la pujanza, aunque tardía, del poder legislativo.
Hasta diputados del mismo del partido en el poder, han manifestado que esta clase de medidas deben ser reflexionadas con lógica distinta a la cortoplacista.
Dirigentes y líderes desbaratando a la CTI mexicana con pretendida ausencia de impacto social. Es muy lamentable.
Ilustraré mi punto con una historia, cierta por verificable, escrita con el cuidado y respeto de las personas a quienes la protagonizan.
Chetos en un hombre que apenas rebasa los 40 años, aunque no es su nombre responde al mote que sus allegados le han dado con afecto. Chetos vive en un caserío, en unos cerros que llaman la roja, cerca de una población en un municipio mexicano. En el caserío también vive su madre y las familias de sus hermanos y primos quienes hacen equipo solidario en lo posible.
Seis días a la semana, Chetos baja del caserío a la comentada población a trabajar, no es la cabecera municipal sino un poblado. Tiene una buena relación con quien le emplea. La mayor experiencia de Chetos es la albañilería, pero recientemente hace jardinería y está aprendiendo algo carpintería; es inteligente y se la facilita aprender. Dejó de estudiar a los 13 años, otrora condición en que no había electricidad en su casa. –Nomás parafinas para ver en la noche- apunta Chetos cuando charla al respecto.
Ahora nuestro personaje usa diversas máquinas eléctricas y algunas con motor de combustión, tecnología bien asimilada y producida en masa. Taladros, podadora y desbrozadora, esmeril de mano, etcétera. Y son ellas traza y construye diversas estructuras y geometrías, ya que es muy hábil, en para edificar y también con fabricación en madera. -Yo las hacía de diferente modo- comenta Chetos mientras asimila las reglas de geometría plana y tridimensional.
Chetos no sabe, ni le importa saberlo, que esas máquinas, las que le facilitan su labor, tienen bases en CTI, fueron en algún momento temas investigación ahora de diseño e ingeniería.
Del hecho que fueron tema para CTI dan cuenta los siguientes casos, que simplifico por razones de espacio: Estudios de campos electromagnéticos y Maxwell; el uso corriente directa versus alterna discutida por Tesla y Edison; trabajo termodinámico, combustión interna y ciclo de Carnot; y mas.
Chetos tampoco sabe y, de nuevo, tampoco le importa saber, que la secuenciación de microarreglos RNA, y otras técnicas biomoleculares, permiten hacer diseños de vacunas novedosas para atacar contagios por microorganismos patógenos emergentes, como el caso de COVID19. Él sólo sabe que en su caserío, por estar aislado, no ha llegado el coronavirus.
Luego, ayer nombres de matemáticos respetados como Chela, Toño, Marcos y Andrés, fueron dados a conocer como profesionales de la CTI participantes en la predicción sobre la pandemia en México. Si bien, conociendo la seriedad de tales personas, a mi me genera alta confianza la predicción, salvo que es construida con datos de movilidad medida en redes sociales. Habría sido mejor con datos de interacción social, contacto físico, pues, combinada con movilidad, pero seguramente no es directo el uso de tales datos para hacer las predicciones.
Pero esto tampoco le importa a Chetos.
De hecho, sin saberlo ni importarle, Chetos es beneficiario de la CTI, pero ese asunto le es invisible. Quizá así está bien.
Mi punto es que, aunque transparente a Chetos, la CTI le beneficia. Y como a él, a la población en general, a los vulnerables socio-económicamente y a los demás; a todos.
Entretanto, los tomadores de decisión, quienes, con frivolidad y desconocimiento oportunista, por venir pandemia como anillo al dedo a sus fines, conducen la CTI al despeñadero. Evidencia hay de sobra, convocatorias al vapor, decretos que extinguen fideicomisos, actos cortoplacistas.
Al oportunista sí le importa y no le es invisible la CTI pero sólo le interesan sus fines. Ayer 16 de abril la usaron, y a nombres respetables, para argumentar que sí toman en cuenta a científicos y científicas en las predicciones.
En contraste, palo dado a los fideicomisos para la CTI en hidrocarburos, sustentabilidad energética y mas.
Ver moros con tranchete no implica que existan. Cerrar los ojos y argumentar a ciegas implica riesgo en los efectos por las decisiones tomadas.
A casi un tercio del camino, la política pública en CTI sigue dando tumbos, sigue apabullada y apaleada.
La valoración de la CTI en la actualidad presente, es de dientes para afuera.