Brillará San Luis Potosí con Mundial de Béisbol Infantil 2025
CIUDAD VALLES, SLP., 14 de abril de 2020.- Luego de la sorprendente temporada regular, donde mantuvieron su invicto durante 13 jornadas y terminaron en el liderato de zona, los “Loros Huastecos” se enfrentaron a la hora de la verdad en su etapa de liguilla final: ahí vencieron a León Atlético, y dejaron en el camino a Córdoba, durante un heroico juego donde se sobrepusieron a todas las adversidades.
Así, como era de esperarse, el fuerte escollo que habían significado los veracruzanos daba confianza a los locales, pero también anticipaba que el siguiente rival sería aún más difícil; y los Acereros de Ecatepec cumplieron con el pronóstico (y hasta con el sueño fatalista de algunos aficionados) el 10 de abril en el juego de ida de la semifinal, arbitrada por el polémico Bonifacio Núñez Vega.
Juan Carlos «El Pony» Martínez se había encargado de abrir el marcador 1-0 a favor de los «Loros», cuando apareció «la maldición de la lluvia» y un chubasco empapó a los aficionados que abarrotaban el «Andrés Yáñez», quienes no se movieron de su lugar ni dejaron de apoyar al conjunto amarillo a pesar de que el marcador primero se había empatado y luego empezaba a ser adverso.
El mexiquense Mauricio Segoviano con su habilidad –pese a la afectación física en uno de sus brazos- estaba convertido en una pesadilla para los locales. Su desenvolvimiento y el hecho de que el silbante marcará a favor de los visitantes algunas jugadas polémicas, pusieron el marcador 1-3, adverso a los huastecos; la afición local se metía duro con Bonifacio Núñez.
Las ofensivas huastecas abortaban en un terreno fangoso que no permitía el tránsito del balón y en otras ocasiones quedaban neutralizadas por las atrapadas del arquero Alan Enrique Cruz Munguía, cuya seguridad bajo la portería le valdría años después (en 1994) un récord –de 736 minutos- sin recibir anotación jugando para los Tecos de la UAG, y el formar parte de la Selección Nacional Mexicana como tercer portero.
El partido terminó 2-3, el tiempo no alcanzó a los «Loros» para empatar ni para mantener su invicto en casa, pero eso no desanimó ni a jugadores ni a seguidores, quienes organizados en una decena de autobuses llenaron gran parte del estadio «José María Morelos» de Ecatepec; sabían que otra hazaña estaba lejos, sin embargo, se hallaban conscientes de lo alto que se había llegado.
Cuando el árbitro Vicente Alvirde Tapia pitó el final, que arrojó un 3-1 a favor de Ecatepec (6-3 global) los huastecos que hicieron el viaje lanzaron porras a los jugadores vallenses, les felicitaron, varios «Loros» se tomaron fotografías o intercambiaron camisetas con los adversarios que los derrotaron, y que dos semanas después en el juego de vuelta de la final en esa misma cancha, doblegarían a otros «loros»: los de Colima.
A los colimenses Ecatepec los goleó 4-0 (7-2 en el global) y se convirtió en el campeón 87-88 de la Tercera División Profesional de Futbol, mismo circuito nacional donde ya los «Loros Huastecos» de la Unión Deportiva Vallense habían alcanzado el cuarto lugar, y con ello, escribieron la página más gloriosa en la historia del futbol no solo de Valles, sino de toda la región.