El valor de la crítica
Primer tiempo. La seguridad.
Se vio la contradicción presidencial en todo su apogeo.
«En el caso de San Luis, afortunadamente es baja la incidencia delictiva con relación a otros estados del país. Está rodeado de estados donde tenemos problemas por mayor incidencia delictiva; entonces, es una isla que ha podido mantener la paz, la tranquilidad», dijo Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, se hizo acompañar de los secretarios de Marina, José Rafael Ojeda Durán; de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño y del primer comandante de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio. Es decir, los pesos pesados de la seguridad en el país, con la ausencia del general Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional.
Por si fuera poco haber traído al gabinete de seguridad a un estado que López Obrador calificó de seguro -lo que soltó las tempestades declarativas-, la conferencia mañanera en la capital potosina fue en las instalaciones fortificadas de la 12a Zona Militar y para terminar de «regar el tepache», Ojeda dio a conocer el diagnóstico de los cárteles de la droga que dominan, nada menos y nada más, que 40 de los 58 municipios potosinos, además que 35 solo cuentan con menos de 30 policías.
O se le olvidó ese pequeño detalle, o de plano López Obrador fue puro taco de lengua en esta sensible materia.
Segundo tiempo. Sin predestape.
La mañanera fue una laaarga bocanada de aire fresco para quienes aspiran, por parte de Morena, ser tomados en cuenta para 2021.
La sola idea de que el presidente López Obrador se hiciera acompañar del secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, los tenía más enfermos que si les hubiera dado coronavirus.
Pero no lo vieron y López Obrador tampoco quiso hablar de política electoral. Sencillamente dejó en suspenso si Moctezuma es su gallo para gobernador de San Luis Potosí.
Del otro lado, que apareciera el alcalde Xavier Nava Palacios en el presídium de la mañanera tampoco significa nada, excepto la cortesía política del presidente con el anfitrión municipal, como hace en todas las demarcaciones que visita.
El ganón fue el gobernador Juan Manuel Carreras López, a quien le dejó anunciar una autopista paralela a la carretera 57 por 5 mil millones de pesos, la incorporación del Hospital Central al Insabi y su nueva categoría de cuarto nivel; el inicio de la construcción del aeropuerto huasteco para noviembre y, ya picado, el presidente entró a reducto priista en Mexquitic de Carmona, el municipio más grande que gobierna el tricolor de los 17 que está en su poder.
Tercer tiempo. Mañanera y vendettas.
La cada vez más desprestigiada conferencia mañanera tuvo un nuevo capítulo del «avión» presidencial.
Y no nos referimos a la rifa del avión sin avión, sino del avión que da el presidente López Obrador a las acostumbradas acusaciones de carácter personal y de intereses contra personajes de la política local y nacional.
El viernes pasado no fue la excepción, los señalamientos fueron directos contra los Medina y los Gallardo.
El presidente dijo que sí a todo, abrió sus carpetas de investigación en ese momento y volvió a usar la mañanera como piedra de sacrificio.
Al menos no trajo al grupo de periodistas paleros que tiene en Palacio Nacional, hubiera sido el colmo.