
Trump, ¡uy que miedo!
Una de las discusiones mas fascinantes y profundas en nuestra historia está al debate entre Antonio Caso y Vicente Lombardo Toledano.
Esencialmente fue la disputa entre autonomía universitaria y el control del estado sobre la educación superior; otrora sólo eso, en nuestros tiempos, implica a la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, de manera invariante.
Corrían los años de la institucionalización nacional luego de la que conocemos como la Revolución Mexicana; era por allá en los albores de septiembre de 1933. La sede del debate: la Escuela Nacional Preparatoria, eran otros tiempos en el grado de escolarización nacional.
Dos posiciones antípodas, filosóficas ambas y de exposición magistral, por un lado, la defensa de la autonomía universitaria, por el otro, la intervención del estado.
Nuestro México se dividió en ambas posturas, situación que se ve reflejada en la universidad pública.
La UNAM, la UASLP, UANL y otras tomaron el camino de la autonomía; hay quienes lo señalan de reaccionario ante una revolución con tintes de socialista, la mexicana. Otras, como la Universidad de Guadalajara, UdG, la Veracruzana, UV, fueron por una estructura de acción ligada al estado.
Con el pasar del tiempo la autonomía también alcanzó a la UdG y, hasta donde sé, a la UV y las demás. Se permeó en todo México que la autonomía permite a la universidad pública operar en una acción que no es de gobierno sino de la sociedad per sé: Educar a nuevas generaciones, generar y aplicar el conocimiento.
Esta idea, incluso, se ha externando para que los centros públicos de investigación, CPI’s, sean autónomos del gobierno federal. Se ha discutido en las diferentes versiones de la actual, y futra, Ley de Ciencia y Tecnología. Se ha quedado en intervención federal.
La autonomía no se ve reflejada en los presupuestos pues la universidad pública mexicana y los CPI’s tienen una enorme dependencia del recurso que asigna el gobierno federal y el de los correspondientes estados.
No ha habido emancipación universitaria ni de los CPI´s. Para ello es imprescindible la generación de recursos propios; por ejemplo, por la colocación de productos de la CTI en el mercado, el costo de matrícula, etcétera.
Las comunidades académicas y científicas se han resistido fuertemente, pero es la única vía de solución al estrés financiero de las instituciones; es el modelo necesario.
Lo contrario implica dependencia financiera del recurso público con todos los vaivenes implícitos; inclusive fluctuaciones y carencia de productividad en CTI por lapsos muy largos dejando a la zaga a nuestra sociedad; esto ha sucedido por decenios. Pero, bueno, es otro modelo.
Una idea ha sido recientemente expuesta en el poder legislativo para que la autonomía universitaria cambie.
Aunque la fracción del diputado proponente se deslindó del tema -recordemos por contexto que hay elecciones el próximo año-, el hecho denota y detona que el debate entre Antonio Caso y Vicente Lombardo sigue vivo.
La tentación de sostener la autonomía universitaria y, en dialéctica, la de intervención estatal en las universidades.
Quizá haya quien piense que la propuesta presentada al legislativo no sea intervencionista; sería un error creerlo así pues es una parte del estado mexicano, el Poder Legislativo, donde tiene origen tal propuesta. Es claro que es el estado mexicano interviniendo en estas instituciones.
Mi opinión es que la autonomía de organismos e instituciones permite que el estado de nuestro México se concentre en sus funciones. Los CPI’s deben ganar autonomía y las universidades sostenerla. Incluso la emancipación debería ser una finalidad.
Ahora bien, la autonomía no es para que las instituciones hagan lo que les venga en gana, sino que es para que la sociedad concentre, con esfuerzos focalizados, en las distintas partes orgánicas de la sociedad misma, con acciones y actividades funcionales y productivas.
La autonomía no es para violar otras leyes, si hay una estafa donde funcionarios de cualquier institución esté implicado; que se sancione conforme a la ley. La autonomía no significa fuero, son conceptos diferentes.
La autonomía sí significa libertad de cátedra con respeto irrestricto a la ley, libertad en la investigación y la CTI.
El estado mexicano debe lanzar demandas de productos en CTI para que, quienes sea que fueren, resuelvan necesidades de prioridad nacional e interés público. Para ello tiene la principal zanahoria que movería a los científicos y catedráticos: el financiamiento por proyecto.
No se requiere afectar a la autonomía de las instituciones. Por su parte las instituciones, en un marco de legalidad, deben buscar la emancipación.
Seguramente habrá mas sobre este tema.