Jugando con México
En tiempos recientes se ha ampliado, asimilado y profundizado socialmente la conciencia social sobre impactos ambientales.
Se han permeado palabras y conceptos como, por ejemplo, huella de carbono. Se han formado recursos humanos, a nivel licenciatura y posgrado, en materias relativas medioambientales.
Un tema interesante es que tal asimilación social puede perder de vista “las tripas” de monitoreo, valoración, evaluación e identificación de puntos de mejora de productos y procesos.
Sin discutir, en términos llanos, este hecho cualquier norma estará incompleta. Una consecuencia es que, por citar el caso, los ingenieros profesionales de proceso, de mantenimiento, de calidad y mas, podrían no tener claro las mejoras o modificaciones requeridas para incrementar mitigación de huella de carbono en sus procesos productivos.
Luego la evaluación por oficiales autónomos de cumplimiento ambiental, encontrarán enfrentamiento de realidades. De ahí a conflictos innecesarios, hay sólo un paso. Recordemos que las normas ambientales traen “afilados dientes” que impactarán duras sanciones.
Esas tripas, para el caso de huella de carbono se encuentran en la termodinámica; complementada por balances de materia y energía.
Me explico.
Hay algunas medidas de la huella de carbono. El carbono directo se refiere a la combustión de carbono durante un proceso. En este contexto la palabra combustión no significa necesariamente incendio, pensemos que para respirar inhalamos oxígeno y exhalamos bióxido de carbono; de similar manera es la emisión directa algún proceso.
Además de la valoración de carbono emitido directamente, es decir la combustión directa, se encuentran las mediciones equivalentes que representan el carbono emitido indirectamente.
Las valoraciones de carbono se pueden representar en masa, energía o dinero.
Las mas recomendables son energía y monetización por una comparación directa entre procesos. Esto principalmente por comparaciones horizontales y generación de normatividad o estándares.
O sea que, un oficial de cumplimiento ambiental, al igual que los responsables del proceso, rerquiere contrastar las emisiones para poder determinar si se la norma se esté cumpliendo o no.
Si de tal contraste resulta que la huella de carbono es mitigada; es decir que hay mas carbono absorbido que el emitido, entonces hay créditos de carbono.
Los créditos de carbono resultantes, resultado de una política ética ambiental de la empresa, de los balances se pueden convertir en bonos; instrumento financiero de beneficio para la empresa en cuestión.
Así, de esta manera, la termodinámica permite, mediante sus cálculos, que se alcance no solo la normatividad para reducir la sanciones, sino que, además, dirimir las diferencias entre autoridades y gobernados, tras evaluaciones autónomas, de cuánto se impacyta al medioambiente por huella de carbono o cuánto se mitiga ese efecto.
Así, es necesario, imprescindible digo, que la termodinámica se comprenda para la valoración del impacto productivo y de ahí si un proceso productivo permite mejorar o induce empeora del medioambiente con los impactos impositivos, de impuestos, pues, que todos pagaremos.
Ahí es donde radica la importancia transversal en la sociedad, la de la CTI, en términos sociales de la termodinámica y sus cálculos medioambientales, en el hecho que todos pagaremos, con dinero o con salud, las implicaciones de la huella de carbono.
¿Qué opina usted, vale la pena repensar la norma con elementos de termodinámica? Pues planteemos este hecho a nuestros legisladores, por ellos votamos.