Economía en sentido contrario: Banamex
Pueden decir misa, tanto el presidente como sus corifeos y aplaudidores, pero lo cierto es que todos los indicios apuntan a que existe una suerte de complicidad pactada entre el gobierno de López Obrador y el grupo criminal del “Cártel del Chapo”.
Y es que fue tal la exhibición de impunidad y protección oficial que presenciaron México y el mundo, en Culiacán, Sinaloa –durante la ostentosa boda de una hija del “Chapo”, el pasado fin de semana–, que la conclusión no puede ser otra que asistimos a un segundo “Culiacanazo”.
¿Otro Culiacanazo?
En efecto, todos los medios reportaron que la Catedral de la capital de Sinaloa –en el corazón de la ciudad–, fue sitiada durante más de 24 horas por presuntos policías federales y guardias privados para resguardar a los amigos, socios y familiares del narcotraficante mas reputado de la historia; Joaquín “El Chapo” Guzmán.
¿Por qué tal nivel de exhibición pública, que rompe la tradición de eventos privados en medio de la sierra, lejos del ojo indiscreto de los medios, hasta donde eran llevados los invitados y las autoridades civiles y religiosas, para no ser descubiertos por la policía?
¿De verdad nada supo el gobierno federal, la jerarquía de la iglesia católica, la secretaría de Gobernación?
El presidente Obrador sólo atinó a decir: “no, no tengo información sobre eso”, cuando horas antes del evento en la Catedral de Culiacán, en todo México y buena parte del mundo era un secreto a voces.
Lo cierto es que es imposible que autoridades federales o locales pudieran ser ajenas “al bodorrio” de la hija de “El Chapo” –como dijo de manera mentirosa el presidente Obrador–, ya que los medios reportaron el evento desde horas antes, a causa de las extremas medidas de seguridad.
¿Y por qué convertir la Catedral del centro de Culiacán en un verdadero cuartel de seguridad?
De nuevo la respuesta es de sentido común; porque a la boda religiosa y a la fiesta que le siguió acudieron las familias más visibles del más poderoso cártel de las drogas en México; el de “El Chapo”, que incluye a sus hijos, compadres, socios y aliados.
Y nada pasó porque un aliado estratégico y fundamental de ese cártel parece ser el gobierno del presidente Obrador.
Por esa razón, asistimos a un “segundo culiacanazo”, ya que el mismo gobierno de AMLO volvió a perdonar a parientes, amigos, socios y aliados de “El Chapo”, igual que días antes –el 29 de enero pasado–, facilitó la fuga de tres socios del narcotraficantes, entre ellos su contador, Víctor Manuel Félix Beltrán, del Reclusorio Sur de la ciudad de México, sin que nadie haya dicho y hecho nada sobre esa ilegal complicidad.
El mismo gobierno y el mismo presidente que el 17 de octubre de 2019 perdonaron a Ovidio Guzmán –el hijo de “El Chapo”–, en medio de un montaje escandaloso para justificar las declaraciones del presiente Obrador, quien pretendió jugar al perdonavidas al señalar: “no puede valer más la captura de un delincuente que la vida de las personas”.
El mismo presidente que en septiembre de 2019 dijo estar comprometido con la voluntad de “El Chapo”, de que su fortuna sea extraditada a México y que seas repartida entre los más pobres. ¿A cuál fortuna se refería? ¿De qué monto habla? ¿En dónde está esa fortuna?
El mismo presidente que en junio de 2019 se dijo “conmovido” porque un juez norteamericano dictó cadena perpetua a “El Chapo”.
El mismo presidente que prometió ayudar a la madre de “El Chapo”, no
solo para buscar una visa humanitaria para la madre y las hermanas del criminal, sino para solicitar que cumpliera su condena en México.
El mismo presidente que el 11 de julio, cuando “El Chapo” se fugó, en el gobierno de Peña Nieto, escribió lo siguiente.
“Creo que es algo muy grave, es una fuga espectacular, vas a tener muchas repercusiones no solo en el país, sino en el mundo. Por eso considero que es prudente que Enrique Peña Nieto se regrese de inmediato, que se regrese de Francia para atender ese asunto y también, hay que decirlo, para no pasar la vergüenza afuera, chueco o derecho es el presidente de México. Nuestro país no debe ser el hazmerreir de nadie”.
López Obrador condena la fuga de El Chapo, en su papel de opositor, pero parece aliado del Cártel de “El Chapo”, en su papel de presidente.
¿Cómo se llamó la obra?
¿Será el de AMLO un narcogobierno?
Al tiempo.