Preparativos para una amenaza llamada Trump
Una buena y una mala.
La buena es que el secretario de Comunicaciones y Transportes, Fernando Chávez Méndez anunció que se reunirá con los diputados locales para ‘corregir’ la tarifa actual.
La mala es que el redondeo, según las malas lenguas, sería de doble dígito y quedaría en vez de 9.80, en 10 pesos.
Mientras se debate eso, los usuarios tienen sus propias observaciones: en horas pico, los camiones van saturados y los choferes les exigen que se sigan recorriendo para atrás; pocos tienen buenos amortiguadores, así que cada bache y tope que pasan, se siente hasta el alma; rebasan los límites de velocidad con sus legendarias carreritas y nunca les aplican el radar; en el transporte exclusivo para mujeres, se suben hombres y, cada vez son más tardados para pasar.
Bueno; era una buena, una mala y una peor.
Dicen que en las escuelas, sobre todo las rurales, comenzaron a llegar unos libros con código QR que los niños preguntan para qué sirven.
Los maestros les responden que para ver la información en internet, con video y toda la cosa.
El problema es que los alumnos no tienen celular, ni internet ni computadora en el aula. Y ese panorama no es privativo de las comunidades, en la propia capital potosina algunos planteles educativos padecen de lo mismo.
Sería bueno preguntarle al secretario de Educación de Gobierno del Estado, Joel Ramírez Díaz, ¿de quién fue el negocito?
Los que están que trinan contra el ayuntamiento capitalino son los integrantes de la asociación civil Boquitas Callejeras.
¿La razón?, no les dio el apoyo para que puedan ofrecer su dotación de croquetas a los perros callejeros. La propuesta era que Boquitas pusiera el alimento y el gobierno municipal el material de PVC para utilizarlo como comederos.
Según calcula la representante Gloria Hernández Reyes, el costo por pieza no rebasaba los 100 pesos y la idea era instalarlos en el Centro Histórico y las periferias.
Bueno está claro que a falta de razias, quieren matar a los canes de hambre.