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SAN LUIS POTOSÍ, 23 de enero de 2020.- Consternados, familiares y amigos llegaron hasta la capilla funeraria en donde se están velando los restos del exdirigente priista Aurelio Gancedo Rodríguez.
Hasta el lugar también llegaron priistas de a pie, integrantes de algunos seccionales.
La exsenadora Yolanda Eugenia González Hernández llegó al lugar visiblemente consternada y no pudo contener las lágrimas.
Ella fue la que le dio la oportunidad de colaborar en el partido cuando ella era la dirigente y él apenas un niño.
Gancedo Rodríguez tenía once años cuando le solicitó a González Hernández trabajar en el partido y ella le respondió que sí, siempre y cuando, no descuidara la escuela.
Desde entonces fue una especie de tutora política para el pequeño Aurelio.
Yolanda Eugenia arribó al velorio acompañada de su sobrina Cecilia González Gordoa, actual directora del Sistema Estatal DIF quien la consolaba.
González Hernández vio como aquel pequeño escaló puestos al interior del PRI hasta convertirse en dirigente del mismo.
Hombres y mujeres de los comités seccionales del partido acudieron a la cita. Doña Josefina comentó que están muy tristes por este suceso pues ellos conocieron y trabajaron con él. «Era una buena persona, siempre trabajó por nosotros y por nuestro partido. Estamos muy tristes, no es justo esto», manifestó la señora.
A la funeraria llegaron también el presidente en funciones del PRI, Edmundo Torrescano y la Secretaria del Comité Directivo Estatal, Martha Orta Rodríguez, además de Fernando Chávez Mández, secretario de Comunicaciones y Transportes del Gobierno Estatal; Marianela Villanueva Ponce, directora del Colegio de Bachilleres, además de militantes del instituto político como Felipe Aurelio Torres Torres y Ángel Castillo Torres.
Acudió Miguel Martínez Castro y Cruz Felipe Fragoso Portales, presidente de la Comisión del Procesos Internos.
Los diputados Beatriz Eugenia Benavente Rodrígez, Mauricio Ramírez Konishi, Laura Patricia Silva Celis y Rosario Sánchez Olivares.
Martín Juárez Córdova, presidente de la Directiva del Congreso, recordó que conoció a Aurelio en 1989, cuando el finado tenía nueve años y él 26. “Era un valioso activo del partido, iba siempre de la mano de su madre, un hombre de convicciones. Él siempre decía ‘piensa libre y actúa libre’”, comentó.
Como una dolida familia, los priistas llegaban y se abrazaban, se consolaban entre sí, pero el momento más doloroso fue cuando arribó al lugar la señora Esperanza Rodríguez, madre del finado político quien recibió las muestras de afecto y consuelo por parte de los asistentes.
La exalcaldesa Victoria Labastida Aguirre también estuvo presente, lo mismo que María Isabel Merlo Talavera y el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Jorge Andrés López Espinosa.
Del gobierno estatal acudió Carlos Romero González, director de Desarrollo Político.
Acudieron también Luz Elena Arellano, secretaria de Gestión Social del CDE; Juan Ramiro Robledo López y Roberto Naif Kuri, además de la dirigente de las mujeres priistas, Jesica Gamboa Briseño.
No podían faltar los jóvenes del Instituto de Capacitación y Desarrollo del PRI Jesús Reyes Heroles, quienes estaban consternados pues su querido maestro y director les inculco siempre la lealtad. Ellos fueron los primeros en llegar.
Exintegrantes de Democracia 2000, presentes en el lugar, recordaron una anécdota del joven político que refleja su temprana formación como priista. En una ocasión, cuando Yolanda Eugenia era presidente del Comité Estatal lo envió a un curso al estado de Zacatecas auspiciado por la fundación alemana Friedrich Eber Stifung y les dijo a los jóvenes que los enviaba porque ellos eran muy perspicaces para el análisis político y que les encargaba a Aurelio para que aprendiera.
Tenía 12 años y provocó la algarabía de las decenas de jóvenes presentes de todo el país cuando en la cena los meseros les preguntaron que querían tomar y Aurelio dijo “un vaso de leche”. Era el niño del tricolor. Esa es la imagen que del priista de toda la vida se queda en la mente de los asistentes.