Promueve UASLP justicia restaurativa a través del proyecto REMSO
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 18 de enero 2020.- Es la víspera del Año Nuevo el cielo se ve nublado y hace frío en la ciudad, cuatro jóvenes migrantes centroamericanos están sentados sobre las vías del tren México-Laredo y esperan a la bestia para poder llegar a su destino: Estados Unidos.
Los jóvenes viajan apenas con unas ligeras chamarras que no les mitigan la baja temperatura y que conforme avance la noche será más intensa, son cuatro: Wilbert de 23 años, David de 20, Anderson de 25 y Óscar de 22, todos provienen de Honduras y se han hecho amigos en el trayecto.
Ellos anhelan comenzar 2020 con un trabajo en los EU que mejore las condiciones de vida de sus familias que se han quedado en su país, en donde aseguraron las condiciones de pobreza e inseguridad son insoportables, lo que los orilla a salir y viajar.
Wilbert tiene una esposa y una hija de tres años que se han quedado, pero luego de pensarlo y hablarlo con ella decidió partir, espera llegar y encontrar un trabajo para poder enviarles dólares, pues en su país los salarios son insuficientes, apenas llegan a ganar el equivalente a 60 pesos mexicanos al día.
“Y todo está muy caro, ejemplo medio litro de leche cuesta diecisiete pesos mexicanos”, comentó el joven. Aunado a esto hay inseguridad, robos con violencia, extorsiones por parte de integrantes de pandillas que les exigen dinero para no causarles daño a ellos o a sus familias.
David es originario del departamento de Copan, en donde asegura no hay empleo o fuentes de trabajo, él se dedicaba a la siembra pero no le iba bien, un primo lo convenció de emprender el viaje para conseguir el llamado sueño americano.
“Quiero encontrar un trabajo y poder enviar dinero para que mi familia no tenga necesidades, allá ganaba poco muy poco”, señaló.
Para Anderson son dos los propósitos que lo llevaron a emprender este viaje: reencontrarse con su esposa y encontrar un empleo para salir de la pobreza en la que vivían y que cuando tengan sus hijos vivan en mejores condiciones.
“No quiero que cuando tenga mis hijos crezcan pobres como yo, allá está mi esposa y me voy a encontrar con ella, primero Dios, que me permita llegar a donde ella está”.
Óscar tiene la ilusión de ayudar a sus hermanos que se quedaron en Honduras, dos de ellos trabajan pero no consiguen el dinero suficiente para pagar el alquiler de un departamento y mantienen a su madre.
Como tiene un amigo en Texas, allí es a donde viaja, “él ya me está esperando allá con un trabajo para mí, así les voy a poder enviar algo de dinero, eso es lo que quiero”.
Ahí sentados continúan esperando el tren que los llevará a lo que desean: un mejor futuro.
Nos cuidamos y ayudamos entre nosotros para aminorar la soledad en el viaje
Migrantes