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CIUDAD VALLES, SLP., 28 de diciembre de 2019.- El empresario Raúl Palacios Monzón, quien cuenta con experiencias laborales en fábricas de plásticos y por sus enlaces en plantas de reciclaje, admitió que las bolsas de plástico son las que peor reputación tienen –por sobre las de papel e incluso las de algodón- porque a menudo se juzga la sostenibilidad de las bolsas y su impacto medioambiental, solo en función de si el material es fácilmente biodegradable.
“En ese sentido sale ganando la bolsa de papel porque imaginamos que, si la tirásemos en el monte o al mar, se biodegradaría en poco tiempo; sin embargo, este análisis es superficial e incompleto (pues) no se está teniendo en cuenta el ciclo de vida de la bolsa, el impacto medioambiental que tiene su fabricación, la energía que se usa en su producción y transporte, cómo se conserva, si se reutiliza, y cuánto tiempo de vida útil tiene”, expuso.
Palacios Monzón, conocido en la ciudad por su dedicación comercial en el ramo, añadió que todos estos parámetros se han analizado científicamente y, para sorpresa de muchos, las bolsas de algodón y de papel no salen mejor evaluadas que las de plástico. “El análisis de ciclo de vida, es un balance ecológico con el que se evalúa el impacto ambiental de un producto durante todas las etapas de su existencia”, explicó.
Recordó que las bolsas de plástico de polietileno surgieron en los años sesenta como una alternativa sostenible a las bolsas de papel que se usaban tradicionalmente, pero el costo energético de fabricación es irrisorio en comparación con el papel, porque se usa una fracción residual de petróleo que no es útil como combustible, no implica tala de árboles, es más resistente y pesa diez veces menos que el papel.