Escala joven de Xilitla, SLP, el Aconcagua; montaña más alta de América
San Luis Potosí, SLP., 25 de diciembre de 2019.-Algunos se encontraban afuera de las instalaciones esperado la llegada de “la bestia” pues seguirían su camino, de un auto lujoso de color blanco descendió una pareja les dieron pollo, pan y refrescos que ellos colocaron sobre una estructura de metal. Se repartieron la comida y se desearon Feliz Navidad, luego esperaron para abordar el tren.
Son las 20:00 horas del martes 24 de diciembre adentro en el comedor en donde se encuentra un altar todos estaban listos para la misa que el padre Rolando oficiaría, ahí estaba Antonio de Jesús con su hijo de ocho años y Mari con su hija Rosita de seis.
Antonio es originario de Tierra Blanca en Veracruz y esta noche se encuentra en la Casa de la Caridad, Hogar del Migrante “Luis Morales Reyes”. Emprendió su viaje hace dos semanas con rumbo a los Estados Unidos, ha tenido algunas dificultades durante su trayecto en una ocasión guardias de seguridad de la empresa Kansas City Southern los apedrearon no les importó que iba el niño.
Si viajar en el tren es difícil con un niño es más complicado, pues hay que tener mucha precaución al subirlo. “Pues lo subo primero con mucho cuidado, para que no se vaya a caer porque el tren va en movimiento”.
Para el niño este viaje es una aventura, con inocencia dice que le gusta viajar en el tren. “Es una aventura, me gusta viajar con mi papá”.
Rosita viaja con su mamá ellas son originarias de Colombia van rumbo a los Estados Unidos alguien les dijo que llegaran a esta casa en donde las atenderían bien. “Aquí estamos hoy gracias a Dios se siente bien no se siente uno solo”, comentó la señora Mari.
La misa comienza, se entonan algunos villancicos durante el ritual, al término les anuncian que se acostará al niño Dios en el pesebre y que se les darán “reliquias”, que los padrinos del niño han traído y que son dulces y chocolates para repartirlos. Les piden formarse y pasar a dar un beso al niño para recibirlos.
Los migrantes sonríen cuando reciben los dulces, Oscar un joven de 16 años originario de El Salvador escoge un chocolate y lo saborea como un niño pequeño.
Es el momento de servir la cena especialmente preparada para esta ocasión, los migrantes ordenadamente se forman para recibir su platillo luego se acomodan en la mesa y departen entre ellos, agradecen por ello y disfrutan. ”Gracias a Dios estas buenas personas nos cobijan y esta noche nos hacen sentir muy bien a pesar de todo, y la cena estuvo muy rica”, dijo don José quien vive en Puerto Cortez, Honduras y quien ahora viaja hacia Texas, en donde espera conseguir un trabajo para mantener a su esposa e hija de seis años.
Por el micrófono solicitan la presencia de los niños a un lado de la barra de servicio sus padres los llevan, un niño hijo de uno de los colaboradores de esta casa les ha traído regalos: juguetes y dulces, Rosita los reciben y con una sonrisa de felicidad que es evidente da las gracias y se ponen a jugar con su muñeca y con sus carritos.
Son las 22:00 horas los migrantes ayudan a limpiar el lugar y a lavar los enseres de cocina, otros en grupos conversan y se desean Feliz Navidad. Otro anuncio les indica que ya es hora de que se retiren a descansar ellos salen sonrientes están felices y agradecidos después de todo se sintieron como en familia y celebraron la Navidad lejos de casa.