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RIOVERDE, SLP., 26 de diciembre de 2019.- Al norte de la ciudad de Rioverde, enclavada en el llano, la comunidad de Angostura conserva al paso de los años, una gran obra hidráulica que data del siglo XIX, conocida como “Las Lumbreras” y que es para propios y extraños un lugar digno de visitar en temporada vacacional. Además de ser en su tipo, la única obra que se conserva de ese tiempo en el estado de San Luis Potosí.
Se trata de un acueducto construido por órdenes del conde de Santa María de Guadalupe del Peñasco, Francisco de Mora, para trasladar el agua y regar las tierras fértiles de las haciendas de Pastora y Angostura, que se encontraban del otro lado del cerro –el único del paisaje-, a través de túneles.
Es decir, este sistema de riego, gracias a la ingeniería de ese tiempo, logró que el agua pasara a través del cerro para hacer producir un sitio árido que tuvo en esos años, una de la haciendas clave para el desarrollo de la región, hoy en día, solo vestigios y ruinas quedan de ella.
Mineros de la zona realizaron los trabajos de 1847 hasta 1855 y no utilizaron más que piedra y cal para construir los muros y herramientas como picos y palas.
“Esta obra se hizo con gente que trabajaba en las minas cercanas a la hacienda e inclusive un ingeniero que se trajo del extranjero y la convierte en la única en el estado”, señaló el director del Archivo Histórico de Rioverde, Lucas Hernández Salinas.
Además del túnel, construyeron 12 socavones desde el acueducto hasta la parte superior del cerro, que tienen la función de respiraderos y a estos se les conoce como lumbreras, distribuidas a lo largo de los 600 metros del cerro.
Cada lumbrera mide cuatro metros de largo por dos y medio de ancho y el más alto tiene una profundidad de más de 20 metros en lo alto del cerro, para dar oxigenación al túnel.
“Se hizo un túnel de un metro y medio de altura por 2.20 de ancho para que pasara el agua de un extremo a otro, porque las tierras eran fértiles y además para darles de comer a los animales”, dijo el historiador.
Actualmente la estructura se conserva en buenas condiciones y el agua sigue corriendo por el túnel subterráneo al llano, pero la productividad no tiene comparación a la de hace un siglo.