Llega Sebastián Pérez Bouquet como refuerzo del ADSL
CIUDAD VALLES, SLP., 21 de diciembre de 2019.- El anochecer del sábado 15 de agosto de 1987 había caído sobre el campo «Andrés Yáñez Montes» en la colonia Juárez, del otro lado del río Valles. En el lugar, que semanas después la afición y hasta la prensa nacional lo llamarían estadio, sus pocas gradas resultaron insuficientes para albergar la enorme asistencia a aquel evento histórico: La inauguración de la Tercera División, que significaba para Ciudad Valles el debut en el futbol profesional.
En ese primer juego de los “Loros Huastecos”, la expectación era enorme, en su debut frente al equipo San Miguel de Allende. En cierta manera existían las dudas y el morbo también, hasta que las 5 mil personas atestiguaron aquel desplazamiento por la esquina del área, donde surgió una jugada que terminó en los pies de Sergio Pérez Carranco, quien midió y remató de media tijera mandando el balón a las redes.
No solo resultó un gol para la historia sino también para la memoria, porque su definición fue todo un poema de anotación. Se habían ofrecido 20 mil pesos al autor del primer tanto y a ello se sumó el obsequio de un par de tacos «Adidas» para el jugador que más luchara por el triunfo; parecía que estaba dispuesto a estrenar, porque antes de terminar la primera parte se encargó de cobrar un tiro libre que con su potencia y efecto venció al portero contrario.
Mejor conocido como “El teco”, el futbolista formado en legendarios conjuntos llaneros en la ciudad, escribió una época en el recordado equipo “Sección 7”, pero sin duda fueron sus goles que muchos puntos y triunfos dieron a los “Loros”, lo que lo situó en la historia del deporte local, hasta que –como otros contemporáneos- la falta de continuidad hizo que de la antesala del éxito pasaran al ostracismo.
Entonces Sergio sintió la necesidad de buscar un mejor estilo de vida para su familia y cambiar de aires, comenzando con una casa digna que pretendía construir a base de dólares; era ya la década de los noventa y el vallense tenía la intención de regresar una vez cumplido su cometido. Sin embargo, un accidente automovilístico lo puso al borde de la muerte y debió quedarse para saldar las deudas que surgieron como consecuencia de su atención médica.
Así, cambió radicalmente de planes, y con la experiencia laboral adquirida, decidió establecerse con su familia de manera definitiva en Estados Unidos. Fue de esa manera que regresaría a su amado deporte, aunque en otra faceta, instalando escuelas de futbol donde formó cientos de jóvenes, entre ellos algunos famosos jugadores de Primera División de México.
Pero otro desafortunado día, mientras estaba en su trabajo donde hacían maniobras con un montacargas, el operador del transporte se descuidó, impactando con las filosas cuchillas sus piernas. En medio del insoportable dolor, Sergio imaginó una amputación que le impediría volver a caminar el resto de su vida; el daño no llegó a tal extremo, pero dañó sus músculos, y afectó por completo la movilidad dentro de su vida deportiva.
Por tal razón, en los prolongados meses de la rehabilitación, “El teco” se vio obligado a cerrar las instituciones formativas; se sumergió en una doble depresión. Hasta que, emulando los viejos tiempos cuando solía sobreponerse a los embates de los rivales, su puso en pie de nuevo, y reabrió sus escuelas de futbol, demostrando que a este “loro huasteco”, la adversidad jamás podría cortarle definitivamente las alas.