Diferencias entre un estúpido y un idiota
La intervención de un “periodista”, que trabaja para un medio digital desconocido, en la “Mañanera” del miércoles pasado, introdujo el nombre del general Tomás Ángeles Dahuajare en el escándalo de García Luna. En lo que pareció una sesión de propaganda, pidió “chamba” para el protagonista de otros escándalos relacionados con el narcotráfico.
Lo grave de este discurso interesado, disfrazado de pregunta, fue que se dieron por ciertos hechos que no lo son.
El enviado el general, eso parecía, insistió en que Dahuajare había enviado un informe sobre las actividades criminales de Genaro García Luna, entonces en la PGR con el general Macedo de la Concha, al presidente electo Felipe Calderón. Y que por ese motivo no fue secretario de la Defensa Nacional.
Lo que obliga a retomar la historia que hemos escrito muchas veces en el Blog de información militar: EstadoMayor.mx. Felipe Calderón Hinojosa había decidido nombrar en la Secretaría de la Defensa Nacional al general Oropeza Garnica. Semanas antes de su toma de posesión se enteró de que el jefe militar había participado en un enfrentamiento en Veracruz, donde hubo muertos militares y tiros de gracia a los agresores. Esto cambió su decisión.
Convocó a un desayuno, en las instalaciones de la Defensa Nacional, con los generales de división en activo que tuviesen el mejor historial. Acudieron 17, entre ellos Dahuajare, y cada uno expuso ante el presidente electo las razones por las que debía escogerlo. El general Guillermo Galván Galván cercano a su retiro, sin ningún compadrazgo ni pertenecer a un grupo de poder interno, decidió ocupar su tiempo para expresar lo que estaba mal en el Ejército y cómo debía enmendarse.
Fue el elegido. A quien Felipe Calderón pidió que les diese espacio a los finalistas: Dahuajare, Cienfuegos, Juan Morales entre ellos. Con Cienfuegos lo aceptó con mucho resquemor, porque el exprocurador Eduardo Medina Mora había informado que aparecía en investigaciones de crimen organizado en Estados Unidos.
Ninguno de los generales habló con Calderón Hinojosa antes de este desayuno. Y por disciplina militar ninguno lo hizo, no en privado, después.
Tomás Ángeles Dahuajare no aceptó, ni el grupo del general Enrique Cervantes Aguirre al que pertenece, su derrota. Desde la Subsecretaria comenzó a reunirse con generales para intentar quitar al titular de la Sedena. Hizo varias campañas en su contra, incluyendo el rumor de su grave enfermedad. Galván Galván aguantó casi dos años, hasta que le presentó pruebas de esta conducta al primer mandatario. Se decidió mandarlo a Washington como agregado militar hasta su retiro reglamentario.
Ya retirado, de regreso a México, comenzó un movimiento entre militares con la intención de que él, retirado, fuese titular de la Defensa en el siguiente gobierno, ambición que siempre le ha acompañado. Para este fin se reunió con el general Mario Acosta Chaparro en un desayuno en abril de 2012… éste aceptó apoyarlo con la condición de que Ángeles Dahajuare se comprometiese a destruir el poder de Cervantes Aguirre, su enemigo, que lo había enviado a prisión. Al día siguiente asesinaron a Acosta Chaparro.
Y en los medios militares se asocia su asesinato con lo dicho en este encuentro en un restaurante de Chapultepec, cuyas fotografías llegaron a Raymundo Rivapalacio días después. No olvidemos que, por petición de Juan Camilo Mouriño, el general Acosta Chaparro se había reunido con líderes criminales.
Pasado algún tiempo Dahuajare buscó al candidato priista Peña Nieto. Y participó en un mitin electoral fustigando a los militares y a Calderón Hinojosa. Casualmente, un mes después fue acusado de complicidad con criminales por uno de ellos, Sergio Villagrán “El Grandote”, que era testigo protegido de la PGR.
Con Peña Nieto en la Presidencia, once meses después se le encontró “inocente”.
Hoy Tomás Ángeles quiere ponerse una camiseta “Morenista”, pretende subirse al tren de ataques a García Luna, inventando haberle avisado a Calderón Hinojosa. Ahora resulta que todos sabían de las presuntas vinculaciones criminales de García Luna, menos las agencias de seguridad norteamericanas que le entregaban premios…
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